Cataluña ha empezado hoy su plan de desescalada tras las restricciones impuestas por la segunda ola del coronavirus. Allí el cierre de bares y restaurantes entró en vigor el 16 de octubre. Han estado más de un mes sin poder abrir y sólo sirviendo comida para llevar o a través del servicio a domicilio. Esto si es posible en los restaurantes, pero en pequeños bares o cafeterías, el cerrojazo ha sido absoluto.

Y ahí está Javier. Desde hace 15 años dirige un negocio que se llama Café Bocanti. Está en Barcelona. Celebra la apertura aunque siguen acumulando pérdidas porque las limitaciones de aforo son inasumibles.

“En la desescalada nosotros no nos ha beneficiado prácticamente casi nada porque estamos trabajando al 30%. Entonces claro, esto es muy poco. mientras no dejen trabajar un poco más de aforo vamos a seguir igual: limitados", indicaba Javier.

El caso de Javier es el de miles de hosteleros de toda España. Eso en Cataluña pero es que en Castilla y León siguen cerrados. Hoy los hosteleros se reúnen con los responsables de la Junta para ver si se pueden aliviar las restricciones. Llevan con las persianas bajadas casi 20 días, al igual que el pequeño comercio. La situación se repite, y ahí están en Logroño, Arnedo, en La Rioja, en Navarra, en el País Vasco, también en los bares de los principales núcleos urbanos de Galicia. Y con este panorama, a un mes de Navidad, cuando se les permita abrir, algunos, muchos, ya no podrán hacerlo porque estarán en la ruina.

Estamos fiando todo a la vacuna. Escuchando al presidente Sánchez en su intervención de este domingo parece que la vamos a tener mañana mismo. Incluso que la han ensayado ya en los laboratorios de Moncloa. En los mismos en los que cocinan el CIS de Tezanos, están también haciendo la vacuna. Pero el tema es que es mucho más serio. Y lo serio nos llega desde las farmacéuticas. En la carrera para conseguir la vacuna, hoy hemos conocido del ensayo de la compañía AstraZeneca y Oxford, que ha demostrado una eficacia del 70 por ciento. Es menor a la que han anunciado las americanas Pfizer y Moderna, las dos con un 95 por ciento. Pero hay un matiz importante. La de Astrazeneca y Oxford, si se administra primero media dosis y luego una dosis completa podría llegar al 90 por ciento de eficacia. Por poner en situación, tiene una ventaja más las de Astrazeneca y Oxford: no necesita congelador, basta una nevera, es más barata que las otras dos y sobre todo está comprobado que funciona y es segura en los mayores de 70 años. Es decir, en las personas más vulnerables.

Estamos en el último tramo de la carrera para conseguir la vacuna, esto es verdad, pero hay que decir también que a esta carrera le quedan todavía varios kilómetros.