Primer viernes del mes de julio y en cualquier otro escenario sería un día de atascos en las carreteras, de aglomeraciones en las estaciones de tren y de aeropuertos en el pico de actividad de todo el año. Pero la situación es bien diferente. Hay movimiento, sí, pero nada comparable a otros años. Ni en los vuelos que operan un día como el de hoy, ni en número de pasajeros que van en tren, ni tampoco en los desplazamientos en coche. Para que te hagas una idea hoy en Barajas hay programados 226 vuelos. 114 salidas y 112 llegadas. Antes del estado de alarma, haciendo una media se programaban más de 1.000, que un día como el de hoy superarían de lejos esa media. Eso se nota en Barajas, en el Prat, en Málaga, en Tenerife Sur y en cualquier aeropuerto de España.

¿Dónde se traduce esto? Fundamentalmente, en los hoteles de la costa. Da igual al lugar al que te traslades. La costa catalana, la gallega, la valenciana, la andaluza. La ocupación es muy diferente a la de años anteriores. Nos hemos situado en Canarias. En un hotel de Maspalomas. A estas alturas del año estarían al 100% de ocupación. Ahora mismo están al 60% y están bastante contentos porque la previsión no era nada optimista. Francisco Falcon, es director del Riu Palace Melonera, en Maspalomas. Esto nos ha contado: “Estamos recibiendo mucho cliente local. Claro, el abrir implica que haya otros hoteles cerrados y tienen ganas los clientes de empezar a moverse. Pero ahora estamos ya iniciándonos con el turismo internacional, llegando vuelos, y vamos cogiendo la senda de la que veníamos anteriormente. Esto es lo más positivo”.

Mientras el motor de la economía española, el turismo, se resiente, el Gobierno sigue lanzando operaciones de marketing. Hoy ha vendido un gran acuerdo con la patronal y los sindicatos un pacto para la creación de empleo y la reactivación económica. Nos acercamos a los 4 millones de parados y el plan pasa por la subida de impuestos. Hay palabras, como las de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que se las lleva el viento: “ Se lo voy a decir con mucha claridad. Este Gobierno no va a subir los impuestos ni a la clase media ni a la clase trabajadora. Repito. No le vamos a subir los impuestos ni a la clase media ni a la clase trabajadora”.

Esto lo dijo Montero en el Congreso el 10 de junio. Apenas tres semanas después la propuesta de su jefe pasa por una subida de impuestos. Dentro de esos eufemismos a los que nos tienen tan acostumbrados hablan de reforma fiscal. Ya sabes que lo venden como una subida a los ricos y a las grandes empresas, aunque la consecuencia de lo último ya la conocemos, despidos y más paro. Por cierto, el Consejo de Ministros ha aprobado una línea de créditos ICO para las empresas. Son préstamos a un interés atractivo que hay que devolver. Y dentro de la operación de marketing, hoy los gurús de Moncloa han decidido que nadie del Gobierno haya dado explicaciones después del Consejo de Ministros. No es una situación inédita, pero sí excepcional y da buena cuenta de lo poco que le gusta responder a este Gobierno. Sobre todo si hay preguntas incómodas. Hoy Sánchez se ha limitado a lanzar su discurso sin opción a preguntas ni repreguntas. Todos los que en su día hablaban del plasma de Rajoy, hoy andan callados o directamente escondidos.