Todavía nos sabemos al detalle cómo será la vuelta al cole en septiembre. Lo que sí sabemos es que los colegios concertados lo van a tener un poco más difícil. En realidad, el ministerio ha dado alguna pauta, que han ido cambiando, desde la primera indicación de la ministra Celaá, que decía que solo el 50 por ciento de los alumnos de cada clase iba a poder volver en septiembre. Luego lo fue adaptando, al final serán prácticamente todos. Y el marrón se lo pasan a las comunidades autónomas, que es quienes tienen las competencias, y estas a su vez a los centros. Si los centros no tienen ayudas para adaptar espacios en los que se garantice la distancia social, si los colegios o institutos no tienen más financiación para cuestiones básicas como la compra de gel hidroalcohólico, todo será mucho más difícil.

La ministra de Educación no tiene especial simpatía por la educación concertada. Y para denigrarla, para justificar sus ataques utiliza todo tipo de argumentos, por muy estrambóticos que sean. Esto dijo: “Hemos de recordar que el derecho fundamental que asiste a toda persona, asiste a toda persona desde su nacimiento. Por tanto no podemos pensar de ninguna de las maneras que los hijos pertenecen a los padres”.

Y eso que ella y sus hijas estudiaron en un centro de estas características. Y cuando se está planteando una nueva vía de financiación, con 2.000 millones de euros el Gobierno se olvida directamente de la concertada. Decía Celaá que los hijos no pertenecen a los padres de ninguna manera. ¿Y el dinero público? ¿A quién le pertenece? Porque los centros concertados, en virtud precisamente de un concierto con una administración, tienen un cariz igual de público. Pues nada, el enésimo ataque a la libertad.

Por lo demás, desde hoy las fronteras entre España y Portugal ya están abiertas. Algo que, sobre todo celebran en zonas como Extremadura, Salamanca, Zamora, Galicia. Era paradógico que pudieran llegar vecinos de cualquier país europeo, y no de nuestros vecinos de Portugal. Las relaciones comerciales son intensas y hoy en Herrera en COPE ha estado Fernando, que tiene un bar en Badajoz justo en el límite con Portugal. Esto nos ha contado el empresario: “Aquí en la Raya estamos muy dependientes unos de otros. Prácticamente no hay diferencias entre un español y un portugués. Claro que, igual que nosotros vamos allí, nos gusta salir a comer marisco, y a comprar cosas, tenemos proveedores, incluso, que son portugueses, pues a ellos les pasa lo mismo con nosotros”.

Para los que tengan la oportunidad, un bacalao o marisco en Portugal, y al otro lado un buen plato de ibéricos y un chuletón. Por ejemplo.