Francia y Alemania son respectivamente el tercer y cuarto país que más exportan armas en el mundo. Arabia Saudí es el tercer mayor comprador de armas del mundo. Y eso no ha impedido que Alemania haya suspendido la venta de armas a Arabia hasta que no se aclare el asesinato del periodista saudi Kasoggi en Turquía. Y que Francia haya pedido una versión creíble de ese asesinato cometido a todas luces por el Gobierno de Arabia Saudí. El Gobierno de Sánchez no ha atrevido a cuestionar como sí hacen Alemania, Francia y el Reino Unido la versión de los hechos dada por la casa Saudí. ¿Qué significa esto? Primero que nos falta una verdadera política exterior europea conjunta. Malo es que no tenga Europa una política exterior conjunta. Pero lo peor es tampoco la tenga España. Desde que Sánchez llegó a la Moncloa, la política exterior del Gobierno cambia de un día para otro: primero quiso suspender la venta de bombas a Arabia Saudí, luego dejó en nada la suspensión por la amenaza de que se rescindieran los contratos de las corvetas y ahora calla cuando todo Europa pide el esclarecimiento de un asesinato. Convendría que tuviéramos una política exterior si no tan firme como la de nuestros socios europeos, por lo menos con un rumbo claro.