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Mark Essex: “La masacre del hotel Howard Johnson”

Un hombre tuvo la capacidad de enfrentarse a más de 600 agentes de policía y del FBI

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Tiempo de lectura: 1'Actualizado 13:29

A punto de terminar el año 1972, una emisora de televisión local estadounidense recibió un mensaje anónimo. Su autor quería que fuera difundido y, dada la gravedad del texto, se emitió aquella misma noche: “África os saluda. El 31 de diciembre, hacia las 11, el Departamento de Policía de Nueva Orleans será atacado. Razones, muchas. Pero la muerte de dos hermanos inocentes será vengada. Y la de muchos otros”.

El autor de la amenaza no mentía. En la Nochevieja de aquel año, apostado junto a la Comisaría de Policía de la ciudad, el estadounidense de raza negra Mark Essex, lanzó una ráfaga de disparos con su carabina, quitándole la vida al cadete Alfred Harrell. Durante la persecución posterior, un agente fue alcanzado por las balas de Mark, sufriendo desgarros en un riñón, un pulmón, y los intestinos, falleciendo después de una larga agonía. Luego, el asesino desapareció sin dejar rastro.

En la noche del 7 de enero, acorralado en el tejado del hotel Howard Johnson, Mark gritó a los agentes que le rodeaban: “Feliz Año Nuevo, cerdos. Ya he matado a muchos hijos de puta. Acérquense, que voy a matar a muchos más”. Desde ese momento, y con una habilidad aterradora, logró quitar la vida a varios agentes.

Mark Essex fue abatido a tiros. Su cuerpo quedó retorcido en el tejado, con una pierna casi amputada, y con el rostro convertido en una masa sanguinolenta. Dijeron los forenses que su cuerpo había

recibido el impacto de más de 200 balas, y que su vesícula biliar era el único órgano que no había sido destruido.

En el lugar de la masacre, se levantó un monumento a las víctimas del ataque, que aún puede ser contemplado.

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