Regalar tiempo a nuestros mayores no tiene precio. Dejamos atrás un 1 de octubre en el que se ha conmemorado a nivel internacional a las personas mayores. Precisamente, son ellos los que más han sufrido la soledad derivada de la pandemia y combatirla es un reto al que debe responder toda la sociedad.

En nuestro país, según datos del INE, más de dos millones de personas mayores de 65 años viven solas y de ellas, 850.000 tienen más de 80 años, la gran mayoría mujeres. Mujeres como Luisa. Tiene 90 años es de San Fernando de Henares (Madrid) y el segundo piso en el vive sin ascensor le impide salir a la calle, a no ser que alguien le ayude.

Muchas veces lo hace su hijo, pero otras lo hace Eva. Una joven de 22 años que acaba de terminar sus estudios de Trabajo Social en la Universidad. Es voluntaria de la asocación 'Grandes Amigos' y asegura que recibe de Luisa mucho más de lo que ella le da.

Es una alternativa a la soledad no deseada. Otro ejemplo lo encontramos en Pepe Jiménez. Tiene 78 años y cuando se jubiló hace 13 se hizo esta pregunta: '¿Y ahora qué?'. Gracias a un amigo conoció 'Nadie Solo', una ONG que tiende la mano a todos aquellos que necesitan compañía. Pepe empezó haciendo visitas a personas mayores a sus domicilios, ahora es uno de los coordinadores del proyecto y reconoce que no solo ayuda a otros, sino que este trabajo le ayuda a llenar su tiempo y sentirse útil.