Muchas veces creemos que los sueños no se pueden cumplir, parecen inalcanzables ¿verdad? Pues algunos se cumplen. Javier tiene 4 años y la vida ya le ha puesto a prueba en forma de enfermedad cardíaca.

Esa enfermedad le llevó a pasar meses ingresado. Durante todo el tiempo que Javier estuvo en el hospital, el chaval centró toda su atención en el cielo. ¿Sabes por qué? ¿Sabes por qué se pasaba el día mirando al cielo? Porque buscaba un helicóptero que le trajera un corazón para curarse y dejar de estar malito. Y ahí, de tanto mirar al cielo, nació su sueño: poder volar.

Pasaron los meses y afortunadamente el helicóptero con un corazón “nuevo” para Javier llegó. Todo salió a la perfección y el crío pudo retomar una vida normal.. Pero no perdió su afición por los helicópteros.

Una vez recuperada la normalidad y la rutina su madre que había visto la lucha del pequeño para salir adelante se puso a trabajar para que su pudiera cumplir su sueño. Así que se puso manos a la obra y envió una carta a la Guardia Civil, contando la historia de Javier.

En esa carta la madre pedía que Javier "pudiera montar en un helicóptero para ver desde arriba lo que él tantas tardes observaba desde abajo". La respuesta no se hizo esperar y llegó por parte del Servicio Aéreo de la Benemérita: invitaron a Javier y a su familia a montar en helicóptero.

Así que esta mañana el pequeño ha podido hacer realidad lo que tantas veces había soñado. Junto a sus padres, sus tres hermanos y uno de sus abuelos han visitado las instalaciones de la Guardia Civil y han podido volar en un helicóptero del Cuerpo.

Como te puedes imaginar el crío ha flipado. De esta historia me llaman la atención dos cosas. La primera, lo sencillo que es hacer feliz a un crío. Y la segunda, las ganas de vivir de ese crío que buscaba en el cielo un helicóptero que le trajera un corazón y así dejar de estar malito.