Además de una majestuosa manifestación de fe, de cultura y de memoria, España ofrece cada año en Semana Santa un portentoso ejercicio de organización civil pletórico de previsión y de eficacia. No por familiar resulta menos admirable la capacidad con que las ciudades y ciudadanos de medio país desarrollan esta compleja concentración de masas.

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Alrededor de esta fiesta mayor los españoles desmontamos los tópicos del individualismo y la indolencia para mostrar una de nuestras mejores caras: la de la perfecta coordinación colectiva, la de intensa demostración de convivencia, orden, respeto y tolerancia. Un despliegue de energía, efectividad y dinamismo que sugiere un modelo para la esperanza. Si funcionásemos todo el año con el mismo interés esta seria una nación definitivamente avanzada.

Ignacio Camacho habla sobre esta noticia: 

Debía despuntar el sol, pero lo que ha aparecido ha sido la lluvia,  a pesar de las previsiones contrarias, cuando estaban en la calle estas tres hermandades, mientras que El Gran Poder, El Silencio y El Calvario acaban de terminar su estación de penitencia.

A pesar de la lluvia, La Macarena ha decidido continuar con su recorrido marcado, con la llegada prevista para las 13:00 horas, y no ha interrumpido su procesión en ningún momento.

La Esperanza de Triana sí ha decidido acortar su recorrido de vuelta, después de refugiarse temporalmente en la Catedral de Sevilla, por lo que no hará su paseo por las calles más importantes de Triana y cuando llegue al barrio se dirigirá a su capilla.

Los Gitanos, cuyo paso del Señor de la Salud estaba entrando en el recorrido oficial cuando ha empezado la lluvia, interrumpió su estación de penitencia durante una hora para refugiarse en la iglesia de la Anunciación para más tarde continuar con el recorrido previsto.