Como equipo hemos tenido muchas ocasiones de visitar lugares a lo largo de todo el mundo pero lo que hemos vivido hoy ha sido increíble. Y es que esta mañana hemos tenido el honor de visitar el Juan Sebastián Elcano, el buque insignia de la Armada Española. Es todo un orgullo subir a bordo de un pedazo de España con tanta historia como este buque, una auténtica embajada flotante que allá a donde va despierta admiración. El caso es que hemos tenido la fortuna de encontrarnos aquí en Tenerife con Elcano que está haciendo su viaje número 91. Hace unos días partieron de Cádiz y han hecho la primera escala en Tenerife. Nos ha recibido el almirante Juan Sobrino, jefe de la Armada en Canarias y el comandante Iñaki Paz ha ejercido de anfitrión. Y, como es lógico, ha sacado pecho.

Dentro de poco dejarán Tenerife, de hecho se están preparando para iniciar la siguiente etapa que les llevará hasta Puerto Rico. No será el último destino. Este año estarán también en Cuba; atracarán en La Habana y aprovecharán su estancia allí para celebrar los 500 años de la fundación de la ciudad. Luego pondrá rumbo a Bilbao y Guetaria. Allí, en Guetaria, en el lugar donde nació Juan Sebastián Elcano, tienen preparado un gran homenaje para este marino español que da nombre al buque y que fue el encargado de finalizar la primera vuelta al mundo iniciada por Magallanes.

A bordo de este buque escuela, que es una de las joyas de la corona de la armada española, viajan 250 personas de las cuales 70 son alumnos. Iñaki Paz es su comandante desde hace año y medio. A él le emocionan dos momentos: la forma en la que son recibidos en los puertos y las juras de bandera.

Este buque tiene una gran historia detrás. Fue botado en el puerto de Cadiz el 5 de marzo de 1927. Su primera travesía fue hasta Málaga y la hizo con el Rey Alfonso XIII a bordo. Con el paso de los años se ha convertido en uno de los barcos más grandes y antiguos que continúan navegando por el mundo. Es el que más millas ha recorrido y está a punto de cumplir 100 años de vida útil.

Hoy nosotros hemos podido subir a bordo y lo cierto es que hemos sentido un gran orgullo. Subirse a esta joya de la historia de España impresiona.