Beatriz Moro es una estudiante del grado de Nutrición de Universidad de Granada y, si hoy hemos querido hablar con ella, es porque forma parte de ese escaso 3% de jóvenes con discapacidad que logran llegar a la educación superior. Es ciega y, si ese impedimento fuera poco, se quedó sorda de un oído. Estaba recién operada cuando se enfrentó a la vida universitaria.

Está en 4º de carrera y la vida le ha enseñando a sortear dificultades donde no las esperaba. No son solo las barreras arquitectónicas, ni las exigencias de los profesores las que le han complicado la vida. Lo que más le dolió fue la intransigencia de sus propios compañeros de clase, incapaces de entender las limitaciones a las que se enfrentaba Beatriz en su día a día.

Son jóvenes como ella pero no tienen que superar los obstáculos que se le presentan a Beatriz cada día. Por eso ha participado en el IV Congreso Internacional “Universidad y Discapacidad” organizado por la ONCE. Quiere ver el lado positivo de las cosas y nos cuenta que cada vez hay más gente concienciada.

Pero la cruda realidad es que todavía hay un 14% de jóvenes con discapacidad que no tienen ningún tipo de estudios. Ninguno. Y 4 de cada 10 no supera los estudios primarios. Nada que ver con el resto de los jóvenes españoles españoles, de los que 8 de cada 10 pasa a secundaria.

La única explicación, nos decía Beatriz, es la discriminación que siguen sufriendo en todos los ámbitos.