El anuncio de Renault de que suprimirá 15.000 puestos de trabajo y la noticia del cierre de la planta de Nissan en Barcelona revelan que la situación de la industria del automóvil en España, uno de los pilares de la economía española, no es la mejor.

Una situación que ya preocupaba y mucho a Carlos Herrera hace un mes, cuando en su progrma alertaba de las consecuencias que podía tener para la economía española el desprecio que muchos cargos públicos muestran hacia un sector que da trabajo a muchísimos españoles. Herrera se refería así a las palabras de la número dos de Ada Colau en el ayuntamiento de Barcelona, Janet Sanz, que pedía aprovechar la crisis para desmantelar la industria del automóvil:

"¡La número 2 de Colau pidiendo que se aproveche la pandemia para desmantelar la industria del automóvil! ¡De dónde sacan a estas cosas! Que esto está muy bien para una charla de café de cuatro tontos. ¡Número 2 de Colau! Los ingenieros van a poner mañana una mercería porque tú lo digas. ¿De qué gente estamos rodeados? ¡Cómo puede salir un país adelante con tipas así en puestos de responsabilidad!", aseguraba Herrera.

Ya aquel día, la patronal del automóvil mostró su preocupación ante la deriva política y el perjuicio que podía causar al sector. En un comunicado, la patronal catalana aseguraba que se trataba de un ataque gratuito y sin fundamento a un sector y a unas empresas que son una referencia de compromiso y valores con la ciudad. El sector esperaba que el Ayuntamiento de Barcelona demuestre con hechos su apoyo a la industria y a la economía y, aún más, "a un sector que es líder y que está haciendo su reconversión dando respuesta a los retos medioambientales". Ahora ya es tarde para el caso de Nissan, pero quizás se puedan evitar daños aún mayores si se reconsidera la situación.