Una explosión 10 veces mayor que la de Hiroshima cayó sobre el mar de Bering en diciembre. El descubrimiento ha sido posible meses después gracias a un sistema de monitorización global de infrasonidos, indetectables para el oído humano, desplegado por todo el mundo durante la Guerra Fría para vigilar pruebas nucleares secretas.

Para conocer todos los detalles del impacto, este martes ha sido entrevistado en 'Herrera en COPE' José María Madiedo, profesor de Física en la Universidad de Huelva. Según ha dicho, la diferencia entre esta explosión y la de Hiroshima está en que esa detonó al nivel del suelo y en este caso la explosión ha tenido lugar a 25 km y medio sobre el nivel del mar.

“Como la energía se ha liberado a tanta altitud, esa energía se va disipando y cuando llega al suelo la onda expansiva es más débil y el daño que puede causar no es comparable en absoluto al de la bomba de Hiroshima”, ha explicado Madiedo.

El profesor ha dicho que “es una casualidad” que dos de las grandes explosiones hayan caído frente a la península de Kamchatka, una zona remota de Rusia.

Sobre la posibilidad de que un día un meteorito enorme caiga sobre los humanos, el experto ha señalado que “el espacio es muy grande para tenerlo completamente monotorizado” a fin de detectar estas rocas. Las mismas “no emiten luz propia”, sino que reflejan la luz que incide en ellas desde el sol, con lo cual la cantidad de luz que nos llega es poca y son casi tan oscuras como el carbón.

“La realidad es que hoy en día podemos saber si en un momento dado va a ocurrir una catástrofe de este tipo, pero no daría tiempo a reaccionar”, ha zanjado el profesor.