El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, ya tiene su ciudad soñada, como Nabucodonosor tuvo su Babilonia.

Se llama Samjiyon y fue inaugurada ayer por el mandatario coreano con fuegos artificiales. Una ciudad creada de la nada, formada por edificios beis, verde y morado.

Ha sido levantada junto al monte sagrado Paektu, donde la familia del dictador afirma que se encuentran sus raíces.

Los medios estatales la han bautizado como "el epítome de la civilización moderna".

Esta ciudad se ha diseñado según lo que el régimen llama "utopía socialista". A ella, se trasladarán unas 4.000 familias.

Se desconoce lo que ha invertido el Gobierno en este titánico proyecto, aunque se habla de sumas astronómicas.

La falta de obreros ha llevado a la movilización de brigadas de jóvenes, que, según los defensores de los derechos humanos, han sido tratados como esclavos: no han cobrado un salario y han trabajado 12 horas diarias.

A cambio de este esfuerzo sobrehumano, el régimen les ha ofrecido la posibilidad de entrar en la Universidad o en el poderoso Partido de los Trabajadores.

Para la propaganda norcoreana ha sido una muestra más de la entrega de su pueblo a su líder o como rezaba una de las pancartas: “El gran líder de la fuerza del partido y del país, el camarada Kim Jong Un!”.

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