Se cumplen veinticinco años del secuestro de Miriam, Toñi y Desirée, las tres niñas de Alcàsser de entre 14 y 15 años, que horas después fueron violadas y torturadas hasta la muerte por el prófugo Antonio Anglés y Miguel Ricart, el primero un delincuente entonces de permiso penitenciario que muy posiblemente murió después del triple crimen en aguas de Irlanda cuando trataba de desembarcar allí en su huida. Por su parte, Ricart se encuentra en libertad desde hace cuatro años, tras haber pasado 21 en prisión, pero su paradero hoy es un misterio también.

De Anglés ni rastro. Tan solo su mensaje de voz que nada más huir grabó en el contestador automático de su hermana Kelly para que Miguel Ricart, el Rubio, fuera a reunirse con él, que se identificaba asimismo como “Rubén”.

Miriam, Toñi y Desiré fueron vistas por última vez tal día como hoy, el 13 de noviembre de 1992, cuando se dirigían por la tarde ya casi de noche desde Alcàsser, donde residían, a la discoteca "Color" de la vecina Picassent, adonde nunca llegaron.

Su desaparición cuando hacían autostop y subieron al coche en que iban Ricart y Anglés, dio paso a una intensa búsqueda que concluyó 75 días después, el 27 de enero de 1993 cuando dos apicultores hallaron los cadáveres de las tres adolescentes semienterrados en un paraje de difícil acceso conocido como "La Romana", cerca de la presa de Tous.

Las autopsias confirmaron que las tres fueron torturadas y violadas antes de ser asesinadas de un disparo.