El diestro David Galván cosechó hoy un triunfo de cuatro orejas en la localidad conquense de San Clemente, en la que brilló también el toreo de Finito de Córdoba, que paseó un apéndice, al igual que la amazona francesa Lea Vicens.

Se lidiaron seis toros de Lora Sangrán, primero y cuarto para rejones. Justos de raza en general, aunque nobles.

La rejoneadora Lea Vicens, oreja y ovación.

Juan Serrano "Finito de Córdoba", oreja y ovación.

David Galván: dos orejas y dos orejas.

En cuadrillas, Raúl Núñez saludó tras banderillear al tercero.

La plaza registró algo menos de media entrada.

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La plaza de toros de San Clemente no es el palenque donde se dirimen los compromisos de mayor relieve en la temporada taurina, pero sí puede ser, como es el caso, un coso en el que los toreros actuantes muestren sus cartas en el inicio de campaña.

Dos toreros en situaciones tan dispares como Finito de Córdoba y David Galván mostraron que quieren. En el caso de Finito, que sigue queriendo; o incluso se podría decir que vuelve a querer; mientras que David Galván derrochó entrega siendo un torero considerado estilista, poniendo de manifiesto que puede ser uno de los matadores que sorprendan esta temporada.

En su primero, Fino dejó varios chispazos de su incuestionable torería, a pesar de vérselas con un oponente sin raza y rajado. Se le concedió un trofeo a pesar de pinchar en el primer intento.

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En el cuarto, un toro que se dejó con embestidas sosas, su matador instrumentó una faena extensa en metraje sin ser abundante en cantidad, aunque sí de nuevo con destellos de relumbrón a la mínima oportunidad que el de Lora Sangrán se despistó. Finito, en San Clemente, dijo, a su manera, que quiere volver a contar, justo en el año en la que se cumple el 25 aniversario de su alternativa.

El segundo toque de atención de la tarde lo dio un David Galván que no perdió oportunidad de evidenciar ambición.

Lanceó con categoría a sus dos toros en el recibo de capote, a ambos instrumentó quites (por saltilleras en el tercero y por chicuelinas en el sexto), y con la muleta toreó con encaje cuando las circunstancias lo propiciaron, yéndose detrás de las embestidas con gran plasticidad, y enfibrado cuando su lote se paró, arrimándose como el que más.

Las cuatro orejas concedidas denotan con fidelidad una actuación de aviso a navegantes.

Lea Vicens protagonizó dos trasteos desiguales, como desiguales fueron las acometidas de sus toros, a las que falto continuidad. Hubo pares al estribo (los menos) y a la grupa, destacando en el cuarto montando a Diluvio, en una faena que tuvo mayor intensidad que la realizada ante el que abrió plaza. El fallo a espadas en su segundo le privó de la salida a hombros.