Sara tenía 6 añitos nada más cuando un neuroblastoma acabó con su vida. La pequeña fue operada para extirparle el tumor, pero, lamentablemente, después de la intervención las células tumorales se reprodujeron y acabaron causándole la muerte. Ese día, cambió para siempre la vida de Joan Bertrán, ingeniero y uno de los mejores amigos de los padres de Sara. Joan empezó a trabajar como voluntario en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, y a destinar sus conocimientos para evitar más casos como el de Sara.

Joan ha desarrollado una tecnología que permite frenar el crecimiento de nuevas células tumorales después de una intervención quirúrgica. En 'La Tarde' de COPE, Joan ha explicado por qué se produce ese riesgo: “Cuando un cirujano te extrae un tumor nunca se sabe si quedan células tumorales en la herida. Hay un periodo de semanas en el que no se puede hacer quimioterapia ni radioterapia. Si quedan células pueden viajar por la sangre y producir metástasis o reproducirse en el mismo sitio.”

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Para evitar que esas posibles células tumorales viajen por el torrente sanguíneo se utiliza un tejido similar a una gasa: “La idea consiste en mojar una gasa en quimioterapia y envolver la arteria. Es como las bayetas que utilizamos para la cocina pero con una diferencia. Hemos utilizado tecnología textil. Utilizamos campos magnéticos para hilar este hilo de 100 nanómetros. Las fibras no son macrofibras, sino nanofibras. Una vez el cirujano cierra la herida, empezamos a liberar como cien veces la dosis de quimo a nivel local.”

El producto se llama CEB-01 y se puede utiizar para cualquier paciente: “La gasa se puede aplicar a cualquier paciente de cáncer de cualquier edad. Para cáncer de colón, ovario, próstata, páncreas…para que después de la cirugía te puedas curar.”

Pero quiere centrarse especialmente en los más pequeños:  “El problema es que casi todos los tratamientos oncológicos se centran en adultos. Por cada 80 para adultos salen 3 para niños.”