Cuando José María publicó este mensaje en Facebook, llevaba ya más de mil días sin tener noticias de su hijo
“Éste es mi hijo José Antonio. Llevo 3 años sin saber nada de él. Si alguien lo ve o lo conoce agradecería que me lo comunique. Os pido por favor que lo compartáis y os doy las gracias de antemano”.
Y junto al mensaje, una foto de José Antonio. La que tenía en ese momento en su perfil de Facebook. Sonriente ante la cámara y con el pulgar hacia arriba haciendo el símbolo de OK.
Pero el llamamiento no surtió efecto. Y José María siguió buscando al mayor de sus tres hijos mientras recordaba la última conversación que tuvo con él. Fue en junio de 2011. Dijo que no se quedaba a comer, que se tenían que ir a casa a recoger algunas cosas. Y ya está. Ya está hasta este domingo, cuando el teléfono de José María sonó y al otro lado escuchó un “Hola, papá, ¿cómo estás? Yo bien, ¿y tú?”
Aquella conversación no duró más de un minuto. Porque la tarjeta del teléfono no dio para más. Y es que José Antonio llamó a su padre desde una cárcel. Lejana. La prisión de Sarita Colonia, en Lima, Perú, donde cumple condena por delito de narcotráfico. Ingresó el 9 de diciembre de 2011, nada más ser detenido como correo de la droga.
Su localización ha sido posible por la mediación de la Fundación +34, en La Tarde han contado la triste y larga experiencia José María Blanco, padre de José Antonio y Margarita, voluntaria de +34.
No está muerto, sino en una cárcel de Perú