Los recursos de las ONG superaron en 2016 los 500 millones de euros tras los recortes de años anteriores gracias al aumento de las ayudas privadas, que se dispararon un 44 % respecto de 2012 hasta alcanzar los 327 millones, frente a los 235 millones de los fondos públicos, que apenas crecieron un 2 %.

Así lo han expuesto en rueda de prensa los representantes de la Coordinadora de ONG de Desarrollo (Congd) durante la presentación del Informe sobre las Organizaciones de Cooperación para el Desarrollo 2017, que recoge el trabajo y ámbitos de actuación de las 74 entidades que la conformaban en 2016 y de las más de 450 que componían las 17 coordinadoras autonómicas.

Ese año, las organizaciones sociales lograron reunir 563,38 millones, un 13% más que en 2015 y un 6% más que en 2011, cuando también se rebasó la cifra "simbólica" de los 500 millones; ello a excepción de 2014, cuando fue de 620,8 millones por la convocatoria de convenios plurianuales que dio una "imagen distorsionada" del presupuesto, cuyo gasto se debía ejecutar en cuatro años.

Tras un recorte del 73% hasta 2015, la Cooperación Española ha iniciado así un camino de recuperación que se debe principalmente a las ayudas de las personas y "solo de manera residual de las empresas", ya que los fondos privados han experimentado un aumento del 44 % desde 2012 frente al 2% de los públicos.

Un dato que el director de Cooperación Multilateral, Horizontal y Financiera de la Aecid, Borja Rengifo, ha definido como "muy buena noticia" para el sector, por lo que cree que la contribución privada es algo que "hay que potenciar".

No obstante, desde la Coordinadora lamentan que con este ritmo de crecimiento España tardará 38 años en alcanzar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta para la Ayuda Oficial al Desarrollo, pese a que es uno de sus compromisos en el marco de la Agenda 2030.

Con el dinero recaudado, las organizaciones llegaron a 35 millones de personas de 105 países, principalmente de África y América Latina, a través de 3.646 proyectos, ha relatado el presidente de la Coordinadora, Andrés R. Amayuelas.

La mayor parte de los recursos, el 77 %, se destinó a proyectos de desarrollo o de acción humanitaria en los países en los que se desplegaron; el 23% restante se ejecutó en España en captación de socios y donaciones (8%), mantenimiento de las estructuras (7%), acciones de educación para la ciudadanía global (6%) y otros (2%).

Dicha labor fue posible gracias a la colaboración de más de 2,3 millones de personas y entidades, ya sea mediante contribuciones económicas o trabajo de voluntarios, que superaron los 20.000.

Se trata de un sector "altamente feminizado", ya que siete de cada diez eran voluntarias, aunque el porcentaje de hombres y mujeres que viajaron al extranjero con este fin es muy similar (50,4% frente al 49,6%).

Lo mismo ocurre con el personal de sus organizaciones, que contaron con una plantilla de 7.676 empleados; la mayoría, el 67%, eran mujeres, aunque un porcentaje similar, el 68%, eran hombres ocupando las presidencias de las mismas.

Este esquema se repite en las coordinadoras autonómicas, aunque en ellas las mujeres, que representan el 80% de los trabajadores, ocupan el 53% de los cargos directivos.

"Uno de los principales retos del sector es conseguir un equilibrio de género" y acabar con ese "techo de cristal", ha subrayado Amayuelas.

Asimismo, aunque han logrado recuperar 1.000 empleos de los 2.400 que perdieron entre 2008 y 2013, aún están lejos de cifras de hace una década, cuando superaban los 8.000.