Se atreven a denunciar, y eso es positivo. Pierden el miedo, pero lo escalofriante es el elevado número de denuncias que se presentaron el año pasado en España, denuncias que las mujeres presentaron por violencia machista: 166.620, y 158.000 de ellas pudieron demostrar ante un juez la violencia machista que sufrían. Cifra récord desde que se contabilizan los datos. El techo estaba en 142.000, en 2008 y 2016, y el año pasado subió un 16,4% . El dato tiene su lado positivo, pero también el negativo. Hay menos miedo a acudir al juzgado o a la policía, aunque todavía queda. Pero es incomprensible que esto pase en nuestro país, una sociedad madura y civilizada, como destaca desde el CGPJ la Presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género, Ángeles Carmona. Algo que puede pensar cualquier español normal, con principio y valores. Son cifras inasumibles, nos dice Carmona. También es destacable, y positivo, que haya menos mujeres que retiren la denuncia contra sus maltratadores, un 2% menos. Aumentan las condenas a los maltratadores, un 1,2% , casi 50.000, y en un 3,4% las órdenes de protección que se solicitaron.

Pero hay un dato preocupante y muy negativo: el número de maltratadores menores de edad. Un cincuenta por ciento más. El año pasado se elevó hasta 266 el número de menores que fueron juzgados, la inmensa mayoría españoles. Y casi todos fueron castigados, 249. Es para preguntarse de qué manera se educa a nuestros jóvenes. O no se les educa. No se puede generalizar, pero en la sociedad pasa algo, y es muy grave que algunos menores, en este caso los 266 que han sido juzgados, hayan agredido a sus madres, hermanas, amigas o novias por el hecho de ser mujer y creerse superior y sabe Dios qué más cosas. Seguramente habrá más casos que no se denunciaron. Es necesario que vivan en casa y en el colegio los valores de igualdad, respeto y libertad, opina la Presidenta del Observatorio.

Tenemos muy reciente la manifestación del 8-M, la mujer española salió a la calle en todo el país a reivindicar su sitio, en el siglo XXI, porque hay mucha gente, todavía, muchos hombres, que no se lo dan.