En 'El Espejo'

La historia de fe del gendarme francés que dio su vida por una rehén en el sur de Francia

El teniente coronel Arnaud Beltrame perdió la vida tras entregarse el pasado viernes en lugar de una mujer que estaba retenida por un yihadista en un supermercado al sur de Francia.

Religión COPE

Tiempo de lectura: 2’

Cuatro son las víctimas mortales del atentado que el pasado viernes sacudió el sur de Francia, cuando un terrorista yihadista se encerró en un supermercado de la ciudad de Trèbes con rehenes.

Una de ellas es un oficial de la Gendarmería Nacional francesa, el teniente coronel Arnaud Beltrame, de 44 años. El policía no se encontraba entre los rehenes del supermercado, pero se ofreció a intercambiarse por la mujer que el terrorista utilizaba como parapeto. Beltrame dejó su teléfono móvil encendido, lo que facilitó la intervención de sus compañeros, que entraron cuando el yihadista abrió fuego contra él.

Un gesto así es difícil de explicar, pero para comprenderlo, hay que conocer la historia de conversión personal que el teniente coronel Beltrame vivía desde hace años.

Mientras Arnaud Beltrame se debatía entre la vida y la muerte en el hospital, le acompañaba el P. Jean-Baptistemonje de la abadía de Lagrasse que él frecuentaba. A su lado estaba también su esposa Marielle, con la que iba a contraer matrimonio sacramental el próximo mes de junio. Arnaud nació en una familia poco practicante, pero vivió una auténtica conversión en torno a 2008, a los 33 años. Recibió la primera comunión y la confirmación tras dos años de catecumenado, en 2010.

Tras una peregrinación a un santuario había pedido a la Virgen encontrar a la mujer de su vida, y empezó a salir con Marielle. Se habían casado civilmente en agosto de 2016, y durante una visita a la abadía de Lagrasse conocieron al P. Jean-Baptiste, al que pidieron que les preparase para su matrimonio religioso, que ya tenía fecha: el próximo 9 de junio.

Este monje ha contado que pasaron muchas horas trabajando los fundamentos de la vida conyugal, y que acababa de bendecir su hogar el pasado diciembre. Ambos asistían habitualmente a la abadía, y participaban en un grupo de acogida denominado Nuestra Señora de Caná.

El teniente coronel Arnaud Beltrame se sentía apasionado por su trabajo en la Gendarmería, por la historia de Francia y por sus raíces cristianas, que había descubierto con su conversión. Para él, ser policía significaba proteger. Y sabía que, como dice Jesús, “no hay mayor amor que el de quien da la vida por sus amigos”.

Como dice este monje, que era también su amigo, solo una fe cristiana animada por la caridad podía pedirle el sacrificio sobrehumano de entregar su vida para salvar a otros. Cuando el P. Jean-Baptiste llegó al hospitalArnaud estaba vivo pero inconsciente, pudo darle la extremaunción y la bendición apostólica in articulo mortis, mientras Marielle respondía a esas bellas fórmulas litúrgicas. Murió con la medalla de la Milagrosa prendida en el hombro.

Religión