Pablo Casado insiste en que la integración del PP es real y completa. Pero lo cierto es que, de momento, no se ha encontrado acomodo dentro del partido ni a Soraya Sáenz de Santamaría ni a sus allegados. Muchos de los que respaldaron a la ex-vicepresidenta han apoyado ya al nuevo líder, pero en la formación sigue habiendo un mar de fondo que deja incómodos a muchos. 

El vicesecretario de Organización del partido, Javier Maroto, ha instado en los pasillos del Congreso a la ex-candidata a ocupar la silla que le ofrece Pablo Casado en el Comité Ejecutivo Nacional, pero, poco después, volvía a hablar ante la prensa para asegurar que todos necesitan "respeto, generosidad y tiempo", y para dejar abiertas varias posibilidades de integración en el futuro: en los grupos parlamentarios, en las propias estructuras de partido, que podrían llegar a modificarse, y en las candidaturas a las municipales y autónomicas.

Pero tiempo es lo que van a tomarse desde el entorno de Sáenz de Santamaría. La integración, si llega a alcanzarse algún día, no va a ser inminente, según fuentes consultadas por la COPE. Las vacaciones de verano pueden ser un buen antídoto para reflexionar y, sobre todo, apuntan, "para que bajen el tono" de las críticas vertidas contra ellos en las últimas horas. Especialmente ha dolido que se les tache de "corriente interna", cuando siempre han demostrado su lealtad al partido. Lealtad que queda fuera de toda duda, según subrayaba en la cámara baja la propia Sáenz de Santamaría. 

Y es que, apuntan, pueden hablar mucho de integración y de proporcionalidad, pero saben que no es real, y la gente que ha estado arriba en la candidatura no va a permitir que se pisotee a los que están por debajo.