Ahora que la ex presidenta Cristina Cifuentes ha presentado su renuncia, llega la hora de buscar otro candidato al gobierno de la Comunidad de Madrid. El PP nacional quiere tomarse su tiempo, barajar sus opciones y buscar a una persona de perfil joven e íntegro que pueda ofrecer una imagen de renovación necesaria para ganar las elecciones autonómicas de 2019.

Ángel Garrido (Madrid, 1964) es el actual presidente en funciones y el sucesor que quería ver Cifuentes en su cargo cuando anunciara su dimisión en el 2 de Mayo. Desde la cúpula de Génova no lo ven con tan buenos ojos porque apenas lo conocen. Saben que llevaba 13 años dedicados a la gestión municipal de distritos madrileños como Usera o Legazpi antes de que Ana Botella lo nombrara presidente del Pleno municipal de 2011 a 2015.

Saben también que aquel año Cifuentes, gran amiga suya, llegó al poder y lo nombró portavoz de gobierno y concejal de Presidencia y Justicia, hasta que hoy mismo la ley de la Asamblea de Madrid -ante la ausencia de vicepresidentes- lo ha designado sucesor en funciones.

Lo que destacan de Ángel Garrido dentro del partido es su currículum “inmaculado”. Ha salido indemne de las etapas de Gallardón, Botella y Cifuentes pese a las guerras soterradas del partido en Madrid. Gran parte de su éxito radica en no haberse involucrado en los juegos internos del partido.

Así lo demuestra su frase de 2017 en referencia a los encarcelamientos de Francisco Granados e Ignacio González: “Cada uno debe asumir sus responsabilidades, no es preciso poner la mano en el fuego por nadie más que por uno mismo”. Sin embargo, Garrido sí que guardaba palabras para defender a la ex presidenta durante la Convención Popular en Sevilla a principios de este mes.

Fue así como hablaba de que las filtraciones sobre la obtención del máster se habían “urdido” durante meses gracias a un “militante” del PSOE que habría “introducido, modificado, cambiado o quitado” datos cruciales accediendo a los registros de la Universidad Rey Juan Carlos.

Apelaba, también, a la cúpula socialista para que dieran explicaciones y confesaran si conocían o no al “obsesivo” y “psicópata” militante y asumieran una posible responsabilidad política en el caso de que lo estuvieran encubriendo.

Y a pesar de que Mariano Rajoy y los altos cargos también apoyaron a Cristina Cifuentes en esa convención fundiendo sus palmas en un sonoro aplauso, el devenir de los acontecimientos ha provocado que se fueran alejando poco a poco de la ex presidenta. Los únicos que le han prestado su ayuda desde el principio han sido la ministra Dolores de Cospedal y el propio Ángel Garrido.

Esto supone otro obstáculo importante para el PP nacional, que no ve con buenos ojos mantener a un presidente tan afín a Cifuentes al frente, máxime cuando esta ya ha afirmado contra todo pronóstico que pretende mantener la presidencia del grupo popular en la Asamblea. Las posibilidades de Ángel Garrido se reducen, eso sí, pero su perfil sereno y su inmaculado expediente pueden ser buenas bazas para pensar en él como el futuro presidente de la Comunidad de Madrid, al menos hasta las elecciones del año que viene.

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