El pasado 16 de abril, la alcaldesa de Barcelona, ateniéndose a la Ley de Memoria Histórica, retiró una calle al Almirante Cervera y lo justificó asegurando que “era un facha”. Este martes, Javier Redondo y José Antonio Martín Otín 'Petón' han querido destacar la figura de este miembro de la Armada Española del que, cuentan, “lejos de ser un facha, combatió contra los carlistas y también luchó para defender la primera República española”.

Nacido en 1839, Pascual Cervera y Topete quiso ser guardamarina desde los trece años y a los 21 años ya estaba junto al que llegaría a contraalmirante de la Real Armada Española, Casto Méndez Núñez. Especial importancia tuvo su presencia durante la Guerra de Cuba (1895 – 1898) entre Estados Unidos y España, un periodo durante el cual Mateo Sagasta presidía el Consejo de Ministros en nuestro país.

El Almirante Cervera “intentó convencer a Sagasta de que no iban por buen camino” enfrentándose al ejército estadounidense en Cuba, cuenta Redondo, un conflicto al que España envió 2.000 soldados frente al millón de efectivos que anunciaban los norteamericanos. Un ejército español que todavía estaba en la época de la madera y el carbón frente al acero y vapor del rival.

Su escepticismo con respecto a esta victoria siempre le hizo pensar que “le iban a echar la culpa a él” de la derrota, por lo que entregó al Arzobispo de Santiago un baúl lleno de “órdenes ministeriales y cartas que se había cruzado con el Gobierno para evitar la guerra”; documentos que le sirvieron para ser absuelto cuando, precisamente, lo juzgan a él y a sus subordinados en las Cortes.
 

El “héroe español” para los americanos

Su astucia a la hora de ejecutar estrategias militares hace que el ejército norteamericano lo apode como el “héroe español”. Una de sus hazañas, durante la Guerra de Cuba, fue en las dársenas de Santiago, donde opta por ubicar los barcos de la Armada Española de forma que se puedan minimizar los daños; “diseñó la batalla para reducir los daños”, cuenta Redondo.

“Cuando ya está todo perdido”, dice 'Petón', el Almirante Cervera “se sitúa en la proa de la nave insignia” mientras sujeta la bandera española. De este modo “intenta llamar la atención de la armada americana hacia ese buque” buscando un “cuerpo a cuerpo” y que, de ese modo, “por los costados pudieran escaparse el resto de barcos españoles”. A pesar de sus generosas intenciones las características técnicas de las naves son demasiado pobres como para lograr escapar de los americanos. Cuando cae preso “va a recibir el tratamiento reverencial al héroe”, como le consideraron sus adversarios.
 

Ministro, liberal y defensor de los suyos

“Fue un político liberal, defensor de su tropa hasta ofrecer la vida por ellos” y defensor también de “la Constitución Española”, cuenta 'Petón'. Durante tres meses ocupó el ministerio de Marina con Sagasta a la cabeza del Consejo y llegó al cargo para “reformar la armada” y pasar “de la madera al acero y del carbón al vapor”. Al no conseguirlo, “se marchó”.

Ya terminada la Guerra de Cuba y finalizado el proceso penal al que se enfrentó al volver del conflicto bélico, fue nombrado “por designación real” senador vitalicio. Siempre quiso renunciar a honores, algo que, según 'Petón', siempre ha demostrado “su generosidad”.