Existen decenas de iniciativas que trabajan para tratar de dar un techo a quienes no lo tienen. A la mayoría se les ofrecen centros y albergues en los que pernoctar. Según datos de RAIS Fundación, en España hay 31.000 personas sin hogar. Y desde esa fundación se hacen la siguiente pregunta: ¿y si empezamos por la vivienda? Para eso pusieron en marcha Housing First, un método para erradicar el sinhogarismo empezando por el final: facilitando una vivienda a esas personas. “Las evaluaciones de esta metodología están demostrando que el riesgo es poner a esa persona una serie de obstáculos que nunca va a ser capaz de superar y no facilitarles una vivienda”, cuenta el director del programa Hábitat, Robert Bernard en 'La Noche de COPE'.

“Las personas que están en situación de sinhogarismo crónico tienen unos factores de exclusión y ruptura tal con la sociedad que vincularlas con los sistemas de apoyo, o se hace de manera muy centrada en esa persona o no se consigue”, como explica el director del programa, que aclara que hay muchas personas que duermen en la calle que no quieren acudir a centros “porque se imponen requisitos que no pueden asumir”. Un programa en el que hay personas que llevan 30 años viviendo en la calle.

“Trabajamos con redes locales, con los ayuntamientos. Las personas que entran en programa Hábitat tienen sinhogarismo crónico, llevan entre uno y tres años en situación de calle o con alojamiento de manera muy temporal, y factores de exclusión añadidos como salud mental, adicciones o una discapacidad”, comenta Bernard.

Sobre el tipo de viviendas que se ofrece a estas personas sintecho para que traten de normalizar sus vidas, el responsable del programa de RAIS Fundación explica que se trata de viviendas sociales o del mercado privado, dependiendo del municipio y añade: “La idea en cualquier caso es que estén en entornos lo más normalizados posible para que puedan entablar relaciones, como haríamos cualquiera de nosotros. No hay más de dos viviendas por edificio”. Se trata de un programa “permanente hasta que la persona lo necesite” y los beneficiarios tienen que hacer frente al pago de la vivienda, siempre que tengan ingresos y en ese caso no se les solicita más del 30 por ciento. “Si la persona no tiene ingresos, el coste lo cubriría el programa”.