Te sientas en la butaca, apagan las luces, comienza la película y ya estás trabajando. De todas las profesiones envidiables, esta es una de las que más seguidores tiene. Nos referimos al crítico de cine. Tiene algunas ventajas, como ver los estrenos cada semana antes que nadie, opinar sobre las nuevas producciones cinematográficas en radio, televisión o en un periódico y, encima, te pagan. Visto desde fuera no suena nada mal, pero la realidad puede ser muy diferente.

“Una semana laboral en la vida de un crítico de cine nunca es igual, ya que por norma general somos pluriempleados, asistimos a pases de prensa, vemos películas a través de enlaces y pasamos mucho tiempo escribiendo”, asegura Jordi Costa, crítico de cine del diario El País en ‘La Noche de COPE’. “El periodismo cultural está últimamente en un estado de precariedad, por lo que la condición de autónomo pluriempleado es bastante general, aunque lo bonito es que es un trabajo que viene de la pasión y si eres crítico de cine es porque eres cinéfilo y amas el cine de manera considerable”, explica este crítico, al mismo tiempo que añade que "los críticos de cine venimos de procedencias muy diferentes”. Para Jordi, uno de los lugares más duros para ejercer la crítica de cine es en un festival: “Tienes que ver tres o cuatro películas al día y eso hace que llegues a cierto punto de saturación, y te aseguro que en algún que otro pase de prensa se han oído ronquidos sonoros”. Jordi Costa comenzó a finales de 1999 a escribir artículos para el suplemento Tentaciones del diario El País.