“La gente ya no tiene dinero en su tarjeta de crédito, no han alcanzado sus propósitos y además sigue haciendo frío”, asegura María Fernández, experta en coaching personal, para definir el 15 de enero como el día más triste del año. Se trata de una fecha calculada por Cliff Arnal, investigador de la Universidad de Cardiff en 2005, basada en un algoritmo que incluye la distancia de las vacaciones de Navidad, la lejanía de los días festivos y la confirmación de que todo aquello que nos propusimos para el año nuevo no se va a cumplir. A pesar de que todo esto parezca muy profesional, existen muchas voces críticas que califican este fenómeno de sinsentido o puramente comercial. Para María Fernández, sentirse “triste o de bajón” permite replantearte nuevos objetivos en la vida, concluye.