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NBA: Finals-Golden State Warriors at Cleveland Cavaliers

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 18:40

Teniendo en cuenta que Draymond Green y Zaza Pachulia debieron irse al vestuario antes de tiempo expulsados y que los Cavs fallaron un buen puñado de tiros libres, aún resultan más demoledores los 137 puntos que endosó Cleveland Cavaliers a Golden State Warriors. Esta vez los Warriors fueron los de Ohio, una máquina de anotación desde el primer minuto para llevar a la franquicia de los Cavaliers al récord absoluto de anotación en una primera parte en la historia de las finales de la NBA, con 86 puntos.

Va a resultar que tenía razón Tyronn Lue, el técnico Cav, cuando marca un ritmo alto para competir con los reyes del ataque rápido y francotirador de la bahía de San Francisco. Para ello sin embargo necesitaba lo que tuvo en el cuarto partido y no tuvo antes, gran acierto en el triple, esta vez sí y aportación de casi todos los jugadores, esta vez sí.

Ante unos Warriors resistentes pero cansados mental y físicamente para aguantar el orgullo y el despliegue arrollador de Lebron, Irving, Love y resto de los Cavs, Cleveland encontró tiros liberados que esta vez sí entraron, encontró circulación de balón, y Cleveland fue el equipo que se esperaba en esta final y que, como hace un año, no apareció hasta el tercer encuentro.

Tuvo que pasar hasta llegar ahí que cada jugador fuera encontrándose poco a poco, porque han entrado tarde a la final; si en los tres primeros partidos Tristan Thompson no fue una baza para su equipo, en el cuarto sí lo fue dando segundas opciones. Si en los dos primeros no existió JR Smith, en el tres y el cuatro sí. Hasta anotó sus primeros puntos Deron Williams, que parecía un alma en pena. Jefferson volvió a pegarse a Durant, y Shumpert a Curry.

A Kyrie Irving y Lebron James no se les podía pedir más, su nivel está siendo estratosférico, pero a Love sí, además de rebotear, Kevin Love se unió a ellos en lo que está llamado a hacer, anotar desde el triple con la limpieza que lo hizo en este cuarto encuentro y segundo en the Q, un pabellón con una electricidad especial.

Combinó el encuentro momentos mágicos en los que los jugadores se deslizaron por el parquet (inolvidable una vez Kyrie Irving y arrollador Lebron en todo y dejando un mate inolvidable, recordando a McGrady pero esta vez en una final, asistencia hacia el tablero y machaco), con una lucha en el fango, los descalabros de los árbitros, que nunca pudieron con el partido, y que de hecho dejaron sin penalizar a Pachulia por un golpe en las partes de Shumpert y a Green quien se permitió el lujo de provocar a la grada sin que le cayera la segunda técnica. Merece esto un apartado especial. Cómo es posible que Green sólo llevara una técnica si se había anotado ya una en el primer tiempo y otra en el segundo,. Todo el pabellón, incluido el propio Dryamond Green, estaba convencido de que había sido expulsado. Lo corrobora la reacción del jugador hacia la grada y la bronca del técnico asistente Mike Brown al ala-pívot. La NBA tiene mucho trabajo para analizar todo.

No faltó nadie y tampoco falto de nada, todos estuvieron involucrados en la refriega,hasta los entrenadores Lue y Kerr se vieron discutiendo, a un jugador de banquillo como Danthay Jones con Kevin Durant, el propio Durant discutiendo con Lebron James, hasta los aficionados, uno de ellos de las sillas de lujo expulsado.

Mucho trash talking entre los jugadores, mucha enganchada,un duelo encanallado sin llegar la sangre al río pero en correspondencia con la tensión del momento. Para Cleveland era no caer humillado en casa con un 4-0, para los Warriors era salir vivo de una paliza de campeonato que se estaba llevando en Cleveland.

De las refriegas salió más reforzado Golden State Warriors, a pesar de las ventajas locales, ahí se mueve a gusto Green y paró el ritmo local; no fue hasta muy tarde cuando se vio que el primer punto de la final para Cleveland caía en el zurrón. Los Warriors siempre amenazan, y siempre parecía que podía volver a ocurrir lo del tercer encuentro, cuando los Cavs perdieron al final faltos de luces y exhaustos Lebron e Irving. Los Warriors no pudieron aguantar el tirón, pero predecir hacia dónde va la final no es fácil. Los Warriors pueden ser imparables, los Cavs ahora parece que también.

En condiciones normales esto estaría 2-2,  la final presentaría un nivel máximo de equilibrio que sí ha mostrado en el juego en los dos últimos partidos, pero marcha 3-1 para los Warriors. Y esto significa que Cleveland tiene que poner nervioso a su rival en Oakland el lunes y hacerlo casi todo bien de nuevo si no quiere perder la final.

Los Warriors podrían llegar con dudas, veremos su nivel de respuesta física, pero si hace un año remontar un 3-1 parecía una quimera y ocurrió, esta vez el reto sería la mayor hazaña de la historia de la NBA, remontar un 3-0 en una final no es que no haya ocurrido nunca, es que parece imposible. En el tercer partido lo imposible no bastó.

Dicen que esto es como acaba, pero a veces cuenta cómo empieza. Por primera vez en la final, el salto inicial fue para los Cavs, Tristan ganó ante Pachulia, y los Cavs metieron sus primeras canastas. Esto no había ocurrido en los tres partidos anteriores. La desesperación provoca reacciones inimaginables en un equipo campeón, así que con dos rivales como estos dos, pase lo que pase la final se nos hará corta.

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Los Warriors pudieron haber sufrido una paliza aún peor, pero además de los fallos en los tiros libres locales, fueron sostenidos por Durant, mientras Curry y Thompson, así como Iguodala y Green, estuvieron más cerca de su nivel de hace un año y no de lo que estábamos viendo en esta final.

Los Warriors no podían con el ritmo de Cleveland, que esta vez sí jugó como un equipo, multiplicaron de forma significativa el número de asistencias hasta 27, y la circulación de balón para liberar tiradores y meter los tiros sí fue una constante, algo que no se había visto.

Por lo tanto afrontamos lo desconocido, lo normal es que los Warriors finiquiten la final el lunes, madrugada del martes, en Oakland, pero quién se atreve a asegurarlo. Mientras Lebron James esté en la cancha, los Cavs tienen opciones (-31 en esta final con él en el banquillo), Lue no puede permitirse muchos descansos de Lebron porque los Warriors sacan ventaja.  Irving le disputa el MVP de estas finales a Kevin Durant, esta vez a su magia en el uno contra uno añadió el tiro exterior que no le venía funcionando y se fue hasta 40 puntos.

Ya están todas las piezas sobre el tablero, todo lo que se puede producir en una final está apareciendo, la cuestión es si será demasiado tarde para alargar la final.

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Pilar García Muñiz

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