La ciudad francesa de Nantes vivió su quinta noche de disturbios, en la que menos de una veintena de coches fueron calcinados, según la Policía, lo que puede ser un signo de una rebaja de la tensión, ya que la víspera fueron incendiados 35 y más de cincuenta en cada una de las tres primeras jornadas de altercados. 

La mayoría de los vehículos quemados anoche lo fueron en el barrio de Breil, donde todo empezó el martes con la muerte de un joven buscado por la justicia, Aboubacar Fofana, por un disparo de un policía en un control.

La familia de Fofana avanzó, por medio de su abogado, Loïc Bourgeois, que tiene intención de constituirse en acusación particular en el procedimiento abierto por la justicia, en el que el agente ha sido inculpado.

El brigadier jefe que disparó, y que se encuentra ahora en libertad bajo control judicial, reconoció mientras estaba siendo interrogado bajo arresto que había mentido en su primera declaración, cuando había afirmado que utilizó el arma en defensa de un compañero.

En su segunda versión dijo que disparó de forma accidental cuando estaba forcejeando con Fofana, que intentaba hacer una maniobra con el coche para escapar, ya que los policías habían decidido llevarlo a comisaría para verificar su identidad después de que les hubiera dado una falsa.