Todo grupo criminal que se precie, ya sea la Cosa Nostra o la Camorra busca ampliar negocio en el sector que les resulte más rentable. Todo vale con tal de conseguir dinero fácil, y también lo han encontrado en el sector agrario.

Uno de los principales sindicatos agrícolas de Italia, Coldireti ha hecho público un informe en el que se revela que la mafia italiana facturó 21.800 millones de euros en el sector agrícola durante el 2017.

El crimen organizado está haciendo negocio con la producción, el transporte, la distribución y la venta de productos alimenticios relacionados con la agricultura. Para conseguir estos beneficios los llamados clanes de la “agro mafia” utilizan los métodos habituales de la “familia”: el fraude, los sobornos, el etiquetado falso de productos, el sacrificio ilegal de animales y por supuesto llegan a esclavizar a campesinos y a inmigrantes con sueldos miserables y en unas condiciones de vida infrahumanas.

Según este informa las mafias condicionan el mercado agroalimentario estableciendo los precios de la cosecha, gestionando el transporte y la distribución y controlando cadenas enteras de supermercados. El daño que está haciendo a los pequeños empresarios italianos es terrible puesto que el crimen organizado “destruye la competencia y el libre mercado, sofoca a los empresarios honestos y compromete seriamente la calidad y seguridad de los productos”, añade el informe de esta organización agraria.

El pasado mes de enero, las autoridades italianas anunciaron una ofensiva contra la ‘Ndrangheta', la mafia de Calabria, que está tocando todos los palos en los que puede hacer negocio, desde la producción de pan, a la acogida de inmigrantes pasando por el suministro de vino, queso y aceite de oliva. Uno de sus procedimientos más sutiles y efectivos es conseguir infiltrarse en las administraciones locales para así ganar subastas y hacerse con las licitaciones de obras públicas.