El expresidente del Parlamento europeo José María Gil-Robles ha advertido hoy de que existe un "déficit importante" en el control que las comunidades autónomas deben hacer de la aplicación de los programas europeos y la ejecución de los fondos que les corresponden.

Durante su comparecencia ante la comisión para la evaluación y la modernización del Estado autonómico, Gil-Robles (PP), quien fue presidente de la Eurocámara entre 1997-1999, ha asegurado que el juicio de las autonomías desde el punto de vista de su relación con la UE es "globalmente positivo".

También ha destacado que las tensiones normales que pueda tener el Estado autonómico no han dado lugar a ningún problema en las instituciones europeas en cuanto a la representación de España.

Sin embargo, sí que ha indicado los "problemas", señalados ya por el Tribunal de Cuentas, respecto a la aplicación y control de los programas de cohesión económica y social, que corresponden a las autonomías, aunque ha reconocido que esta aplicación práctica es "difícil" ya que tiene que hacerse en ámbitos muy cercanos a los ciudadanos "no siempre fáciles de seguir y controlar".

Gil-Robles ha indicado que las administraciones autonómicas, no solo las españolas sino las europeas, tienen a decir: "Lo que yo me pueda quedar, aunque sea menos ortodoxamente, me lo quedo".

Así, los parlamentos autonómicos tienen pocos incentivos para "un control estricto" de los programas europeos, algo que no es una labor legislativa, ha aclarado, sino de control de la ejecución práctica, donde hay "mucho recorrido para la acción".

El expresidente del Parlamento Europeo ha advertido de que en la UE lo que cuentan son los Estados y las comunidades autónomas solo tienen una "representación funcional". Por lo tanto, hay margen para incrementar la presencia autonómica en Europa, pero siempre a través de los Gobiernos estatales.

Para Gil-Robles la Constitución ha servido para encajar a España dentro de un modelo europeo y, aunque es posible reformarla, ha abogado por no hacerlo si no es con un consenso "muy amplio".

Su postura a este respecto es la de "Virgencita, que me quede como estoy", como la del chiste de Lourdes, ha dicho, ya que aunque la Constitución es "perfectible" solo debe modificarse si existe por lo menos un acuerdo tan amplio como para su aprobación.

Además, ha abogado por potenciar el papel del Senado para superar sus "deficiencias" como escenario de colaboración entre las comunidades autónomas y también en tareas de cooperación europea.