María Matos estuvo al lado del jesuita cuando se puso en marcha la Fundación Horizontes Abiertos en 1978, con la intención de ayudar a los más necesitados.

Entre sus proyectos se encontraba la creación de módulos específicos para madres y niños menores, ayuda a toxicómanos y a enfermos de sida: “Ocuparte del que sufre es lo que hemos hecho estos 40  años. Ir a la cárcel con los presos y mirarles a los ojos, reconociéndoles como hijos de Dios”.

“Nosotros siempre hemos ido a pie de la calle, al fango de la miseria, lo que veíamos en el patio de la cárcel era lo que queremos transmitir a la gente que no conoce esta realidad”, sentencia una presidenta de honor emocionada.