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Fernando de Haro: "Juego de cortejo"

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Si estuviese todavía vivo Rodriguez de la Fuente igual explicaba lo que ha sucedido desde la tarde del pasado viernes como una estrategia de cortejo. El Gobierno de Sánchez se está dedicando a lucir sus mejores plumas frente al independentismo de TorraEl viernes quiso presentar el final de la intervención de la cuentas de la Generalitat como una concesión a Torra, cuando en realidad era una simple consecuencia del fin del 155. Ayer Meritxell Batet, la ministra de Política Territorial, desplegó plumas de cortejo y aseguró en una reunión del PSC que la reforma de la Constitución es urgente, viable y deseable.

Probablemente ninguno de los tres adjetivos utilizados por la ministra se ajuste a al realidad. En primer lugar la reforma no es viable. Estamos ante una reforma que afecta al Titulo VIII de la Constitución que requiere de 210 diputados. El Gobierno de Sánchez, recordemos, tiene 84 diputados, la moción de censura frankestein consiguió 180 diputados. El PP y Ciudadanos están en contra. No es viable. Y según los padres de la Constitución todavía vivos tampoco es deseable. Este asunto no es ni mucho menos nuevo. Como recordarán, a instancia de los socialistas, hace unos meses se creó en el Congreso de los Diputados, la Comisión de Evaluación del Estado Autonómico. Por esa Comisión pasaron Miguel Herrero de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca y Miguel Roca. Los tres padres de la Constitución la rechazaron. En concreto, Miguel Herrero de Minón, que siempre ha sido el padre de la Constitución más cercano a nacionalistas vascos y catalanes también se mostró en contra porque aseguró que no había suficiente consenso.

Y vamos con el tercer adjetivo: urgente. La reforma de la Constitución no es rechazable. El Dictamen del Consejo de Estado, elaborado a instancias de Zapatero, daba algunas pautas para esa reforma. No parece urgente la reforma del modelo territorial en un momento así, sin acuerdo entre los partidos constitucionalistas y cuando el secesionismo no ha renunciado a ninguna de sus reivindicaciones. Meritxel Batet ofreció ayer como cosa nueva, también negociar los 45 puntos que en su momento puso Puigdemont encima de la mesa el 20 de abril de 2016. En esos 45 puntos había reclamaciones de muy diferente tipo: de políticas sociales, fiscales y financieras, así como conflictos de competencias. Ya el Gobierno de Rajoy dijo estar dispuesto a negociar los 45 puntos, pero no el 46 que exigía el referéndum de autodeterminación.

Batet, para terminar de desplegar las plumas del cortejo, ofreció también recuperar algunos de los artículos del Estatut anulados por el Constitucional: promesa que también de imposible cumplimiento. No está en manos de un Gobierno, más de un Gobierno en minoría muy minoritaria, aprobar algo contra una sentencia del Constitucional.

Este cortejo intenso del nacionalismo se produce con una subida de la intención de voto según las encuestas para el PSOE. El cortejo es intenso pero no consigue más que calabazas. Torra celebró la propuestas de Batet pero insistió en poner como punto de partida el referendum ilegal y la declaración de independencia.

La oposición desde que el viernes por la tarde empezara el cortejo insiste en que los gestos que esta haciendo el Gobierno son concesiones de Sánchez a los independentistas. No hay concesiones. No hay nada, el Gobierno de Sánchez ni ha levantado el control de las cunetas, que ya lo había levantado Rajoy, ni va a hacer reforma Constitucional algunas.

Inés Arriadas, que ayer fue abucheada por independentistas en Vic, señaló que el diálogo de Sánchez con Torra no será diálogo con los catalanes.

El levantamiento del control de la cuentas no es una cesión. No es nada.

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