Buenos días. Es domingo 12 de agosto y comenzamos aquí una edición más de 'La Mañana del fin de semana'. Bienvenidos en nombre de todo el equipo del programa a los madrugadores del fin de semana y a los que todavía no se han acostado a esta hora tan temprana de un día que Pedro Sánchez y Angela Merkel van a dedicar a visitar junto a sus respectivas parejas el centro de recuperación de linces ibéricos de Doñana.

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Otra oportunidad para que la nueva política de comunicación monclovita ponga imágenes a la “excelente sintonía” entre ambos mandatarios de la que lleva toda la semana presumiendo. Nada es casual en la puesta en escena de este fin de semana en el coto de Doñana. Todo son referencias a citas históricas como las de Felipe González en el pasado junto a Gorbachov o Helmut Khol. O -aunque esta referencia sea menos de su agrado- las de Aznar con Tony Blair. La nueva política que pretende representar Sánchez ha recuperado un escenario propio de la vieja política de la que tanto reniega.

El caso es que ayer, Sánchez y Merkel además de posar en todas las situaciones imaginables (paseando por la arena, en una barcaza, visitando los palacios de Doñana...) sacaron tiempo para un almuerzo de trabajo. Y entre las croquetas de rape, el cocktail de mariscos y la corvina a la plancha hablaron de la política migratoria de la Unión Europea. Y tras dar buena cuenta del tiramisú casero, explicaron a la prensa que España y Alemania sumarán sus fuerzas a las de Francia y Portugal para defender los cuatro juntos en la próxima cumbre europea de septiembre una propuesta común que pasa por reforzar la ayuda a los países de origen y de tránsito, entre ellos Marruecos, Túnez o Argelia. Ninguno de los dos quiso dar cifras, pero fuentes de Moncloa hablan de unos 130 millones de euros para que Marruecos controle sus fronteras. Aunque en este caso, no siempre es sólo una cuestión de dinero, sino también de voluntad política.

Y la canciller alemana no dejó pasar la ocasión de recordar que su país no puede ser el único que haga frente a la llegada de refugiados. Que el resto también debe implicarse en un reparto justo.

Lo dicho, que hoy ambos mandatarios y sus respectivas parejas van a sacar hueco para visitar a los linces en peligro de extinción lo que no les va a dejar tiempo para viajar un poco más al sur de la provincia de Cádiz y darse una vuelta por el Estrecho de Gibraltar o el centro de atención a extranjeros de Algeciras... No digamos ya, la valla de Ceuta o Melilla.

La última hora de la crónica informativa de este domingo pasa también por Venezuela. Una semana después, Nicolás Maduro ha vuelto esta madrugada a la carga contra el ex presidente colombiano Juan Manuel Santos al que acusa de ordenar su asesinato con la colaboración, según él, del que fuera presidente de la asamblea Julio Borges -al que llama asesino- y con la participación del diputado Juan Requesens, detenido desde hace días y protagonista de un vídeo difundido por el gobierno venezolano en el que, supuestamente, confiesa los hechos. Un video obtenido bajo tortura, incluso bajo el efecto de las drogas, según la oposición y la familia del diputado. Pero que, según Maduro, goza de toda credibilidad. Por cierto, que dice también Maduro que está dispuesto a que el FBI colabore en la investigación de lo sucedido. ¿Ustedes se lo creen? Pues eso.