Hace ocho años la presidenta argentina Cristina Fernández de Kichner visitó España por última vez. Después de ese viaje las relaciones entre ambos  países se tensaron hasta el punto de atravesar períodos de conflicto real, que corresponde a Mauricio Macri curar y restaurar. Por eso su viaje es de extrema importancia política y económica. El Gobierno español puede ser el mejor intermediario de Argentina ante la Unión Europea. Argentina, por su parte, debe certificar su «confiabilidad», demostrar que el país es jurídicamente seguro y que las reformas socioeconómicas para su modernización siguen adelante. Macri, que en cierto modo es un outsider de la política argentina, no lo tiene nada fácil, y necesita apoyos externos para mantener estable su Gobierno, pero también necesita apoyos internos que le obligan a ganar las parlamentarias del próximo otoño.Por todo ello este viaje, plagado de actos institucionales y de encuentros con empresarios y representantes de la sociedad civil y el mundo de la cultura, resulte clave para el Ejecutivo de Macri, pero también para todo un país que necesita capital extranjero para reactivar su economía y un nueva lugar en la escena internacional.