Esta semana se ha celebrado el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, jornada que adquiere una especial relevancia en los momentos previos del Sínodo de Obispos sobre la Región Panamazónica. En la tierra hay cinco mil pueblos índigenas, con una población aproximada de tres cientos setenta millones de personas, lo que representa el cinco por ciento de la población mundial. Los pueblos indígenas son uno de los colectivos más vulnerables del planeta, suponen el 15 por ciento de las personas más pobres.

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En el encuentro que mantuvo tuvo con los pueblos indígenas en Puerto Maldonado Perú, el Papa Francisco insistió en que consideraba “imprescindible realizar esfuerzos para generar espacios institucionales de respeto, reconocimiento y diálogo con los pueblos nativos”. Los indígenas, según el Papa, nos recuerdan que no somos poseedores absolutos de la creación.

Con motivo de esta Jornada, Manos Unidas ha hecho público un comuniado insistiendo en que el acceso a la tierra y el cambio climático son los mayores obstáculos para que estas comunidades vivan en condiciones adecuadas. Los pueblos indígenas denuncian la exclusión y el acceso limitado a la toma de decisiones políticas. Como ha reconocido el Papa, su sabiduría tiene mucho que enseñarnos, sobre todo en ese “buen vivir” que consiste en “estar en comunión con las otras personas, con los seres de su entorno y con el Creador”.