Colombia no está en punto muerto. Tras los resultados del referéndum celebrado el pasado domingo, todos los protagonistas implicados en el nivel político institucional se apresuraron a dejar claro que el no de las urnas no significaba, en ningún caso, la vuelta a una situación de guerra.Pasados los primeros momentos, los movimientos políticos empiezan a revelar que lo sucedido el domingo, puede abrir un camino útil para el futuro. Está claro que Colombia tiene el derecho y el deber de dar solución a los 52 años de guerra durante los que las FARC y los Paramilitares, pero también en algunos momentos el Estado, han sumido al país en la violencia y el terror.Pastrana, Uribe y Santos debían haberse sentado antes. Un asunto como el de los Acuerdos de Paz no puede ser patrimonio del Gobierno actual, más cuando los tres citados han intentado, en momentos distintos y con tácticas diferentes, poner fin a la guerra.Ahora ya no hay vuelta atrás. Uribe, opositor a Santos durante todo este tiempo, pero también Pastrana y las FARC, parecen dispuestos a reconducir, reparar, corregir y cambiar para que los colombianos puedan ratificar, cuando sea posible, unos Acuerdos de Paz que hagan posible la reparación, la restauración, la reconciliación y el perdón.