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Skripal, el exespía ruso de vida tranquila que fue condenado por traición

Fue acusado de revelar los nombres de varias docenas de agentes rusos que trabajaban en Europa

Skripal, el exespía ruso de vida tranquila que fue condenado por traición

AGENCIAS

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 12:22

Sergei Skripal, el exespía ruso que se debate hoy entre la vida y la muerte en un hospital británico con síntomas de envenenamiento, llevaba una vida aparentemente tranquila en Salisbury aunque en el pasado fue condenado por alta traición.  El hombre, de 66 años, fue hallado este lunes inconsciente, junto con su hija Yulia, de 33 años, en un banco próximo a una zona infantil en la citada ciudad del centro de Inglaterra, sin que ninguno de los dos presentara lesiones visibles.

Skripal, ingresado en estado crítico en la unidad de cuidados intensivos en un centro médico de esa localidad, trabajó en el pasado como coronel para el espionaje militar ruso antes de ser condenado por actividades de espionaje para los servicios secretos británicos. Sus vecinos se refieren al hombre como un tipo "tranquilo" y "amigable" que, sin embargo, en el pasado fue acusado de haber trabajado durante varios años para el servicio de espionaje británico MI6, en particular de haber revelado los nombres de varias docenas de agentes rusos que trabajaban en Europa.

Según los medios nacionales, Skripal se retiró de sus actividades para la inteligencia militar -conocida por las siglas GRU- en 1999, y de ahí pasó a trabajar para el Ministerio británico de Asuntos Exteriores -Foreign Office- hasta 2003, antes de involucrarse en el mundo de los negocios. En 2004, Skripal fue detenido en Moscú y admitió haber sido reclutado por los servicios de inteligencia británicos en 1995 y haber proporcionado información sobre agentes del GRU que colaboraban en distintos puntos de Europa, por lo que recibió 100.000 dólares (81.000 euros).

 En agosto de 2006, fue sentenciado por alta traición a trece años de cárcel en una prisión de máxima seguridad, antes de ser puesto en libertad en 2010, en virtud de un acuerdo de canje de espías por el que diez agentes rusos que se encontraban a la espera de recibir instrucciones fueron expulsados de Estados Unidos. En concreto, Skripal fue uno de los cuatro agentes indultados por el Gobierno de Moscú en el que, en su momento, se conoció como el mayor intercambio de espías efectuado desde la Guerra Fría. Como parte del citado pacto, Skripal fue enviado al Reino Unido junto con otro de los hombres liberados por Rusia, el analista militar Igor Sutyagin, que se encontraba entonces cumpliendo una pena de cárcel de 14 años por espiar para Estados Unidos. Ese intercambio se ejecutó el 9 de julio de 2010 en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Viena.

Un Boeing 767-200 que transportaba a los cuatro agentes aterrizó posteriormente en la base de las Fuerzas Aéreas Militares británicas RAF Brize Norton, en el condado inglés de Oxfordshire. Entonces, el Ministerio británico de Exteriores rehusó comentar si los hombres permanecerían en este país y aún se desconoce si Skripal obtuvo la nacionalidad británica. Sí parece que optó, aparentemente, por llevar una existencia sin sobresaltos afincado en la ciudad inglesa de Salisbury, en el condado de Wiltshire (sur del país), una localidad conocida sobre todo por su impresionante catedral medieval.

Mientras el exagente se debate ahora, junto con su hija, entre la vida y la muerte, sus vecinos recuerdan que había perdido a su esposa recientemente y señalan que con frecuencia lo veían conducir su BMW, siempre ataviado con indumentaria informal. Según The Guardian, los documentos que figuran en la oficina británica del registro de la propiedad muestran que la casa en la que vivía estaba registrada con su verdadera identidad y fue comprada sin hipoteca el 12 de agosto de 2011 por 260.000 libras (281.910 euros), un año después del canje de espías.  Mientras la policía británica trata de establecer las circunstancias del suceso, la prensa hace conjeturas con que una sustancia llamada Fentanyl, un opio sintético mucho más fuerte que la heroína, que resulta mortal empleado en pequeñas dosis, podría haber sido empleado en el aparente envenenamiento.

El caso de Skripal ha desenterrado de la memoria el del exespía ruso Alexander Litvinenko, quien murió en Londres en noviembre de 2006 tras ser envenenado con la sustancia radiactiva Polonio-2010, contenida en un taza de té que tomó en el hotel Millenium de la capital británica mientras estaba reunido con dos ciudadanos rusos, Andrei Lugovoi y Dmitri Kovtun.

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