Lo pudimos ver prácticamente en vivo y en directo tras una decisión del nuevo gobierno que salió del Congreso de los Diputados. 630 inmigrantes subsaharianos llegaban a España, llegaban a Valencia. Despliegue político y mediático, casi tantos periodistas como migrantes. Y mucha publicidad. Una decisión puntual de un nuevo gobierno.

Pero en otro lado de España, en las costas de Andalucía, llegaban a la vez cerca de 1.300 y 43 habían desaparecido en el mar, pero no había cámaras, ni periodistas, ni políticos, ni gobierno. La Guardia Civil, Salvamento Marítimo, Sanidad, y la Abogacía hicieron su trabajo, como siempre, y sin dar publicidad. Nunca lo hacen.

El problema es que esto ocurre en nuestras costas del sur, principalmente, en Canarias, y en la frontera de Ceuta y Melilla con mucha frecuencia, pero parece que el resto del año no interesa. Los Colegios de Abogados atienden a los inmigrantes en cuanto pisan suelo español a través de los Turnos especializados en Extranjería y Protección Internacional. Determinan varios grupos: menores, víctimas de tratas de personas o personas que necesitan asilo político, que necesitan protección internacional. Existe una Guía Práctica del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE). Los propios abogados son los que asisten a estas personas y tienen que detectar las particularidades de cada uno. “A veces no es nada fácil, sino todo lo contrario, más bien difícil ”, nos dice el Decano del Colegio de Abogados de Melilla, Blas Jesús Imbroda, que además preside la Subcomisión de Extranjería del CGAE. En función de cada particularidad se aplica el protocolo necesario.

En las dos últimas semanas llegaron a España 3.000 inmigrantes que fueron atendidos por 300 abogados. El caso de Valencia, con el Aquiarius, fue especial. Y el CGAE reclama el mismo trato y coordinación tanto en rescates en el mar como en las llegadas a puerto. Considera acertado el período de 45 días para los inmigrantes del Aquarius mientras se decide sobre su situación, pero pide la misma forma de actuación para los que lleguen a la frontera sur.

El caso de Melilla, como el de Ceuta, es complejo, sobre todo por la valla, comenta Blas Jesús Imbroda. “Está en primera línea en cuanto a procesos migratorios”. Sólo en 2015 llegaron a Melilla 6.047 inmigrantes y en 2016 2.199 . Para Imbroda la solución, que no es fácil, la tiene que dar la UE, porque España es la frontera sur de Europa, al igual que lo es Italia.

“La respuesta tiene que ser europea, hay que gestionar el flujo migratorio con los derechos de estas personas que huyen de sus países. Si la Unión Europea no se ocupa de apoyar el desarrollo de esos países el flujo migratorio no va a parar”. El Decano de los abogados de Melilla se refiere al tráfico de personas, a las mafias que las sacan de esos países y que las esperan a la llegada, personas que exponen y arriesgan su vida. Todos nos preguntamos por qué huyen. Luego tenemos una segunda parte, que es la acogida, la capacidad de acogida, y de proporcionarles una vida digna. Se nos llena la boca con la Declaración de los Derechos Humanos y el derecho a una vida digna. Lo malo es que nos quedemos con una simple foto.