La Torre Eiffel está cerrada desde el jueves a las cuatro de la tarde con motivo de una huelga. Pero esta vez no es para pedir mejoras salariales ni laborales, sino para velar por los miles de turistas que cada día quieren admirar París desde su torre más famosa. 

Los huelguistas quieren presionar a la dirección para que gestione mejor los flujos de visitantes, y han elegido para ello el primer día de las vacaciones de agosto. 

La torre dispone de dos ascensores para la subida de los turistas. Uno, en el pilar « Norte », que utilizan aquellos que han comprado su billete por internet, y otro en el pilar « Oeste », destinado a la mayoría, los que adquieren un ticket de entrada in situ. Estos deben esperar a veces pacientemente durante horas hasta que les llega el turno para subir, porque su ascensor no da a basto, mientras que los que llegan con su billete comprado benefician de un acceso express. 

Esta tarde, segundo día de huelga, la dirección presenta sus excusas desde su cuenta Twitter y asegura que las discusiones con las organizaciones sindicales « están en marcha ». Para ellos, el problema que ha surgido con la reorganización de la venta de billetes, se reabsorberá cuando un mayor número de visitantes se acostumbre a comprar los billetes en internet (desde principios de julio la proporción de tickets abiertos a la reserva ha pasado de 20% a 50%)

Para la Torre Eiffel, que recibió el año pasado 6.2 millones de visitantes procedentes de todo el planeta, esta nueva huelga supone el detrimento de su imagen a nivel mundial. Sólo los que han comprado sus billetes en internet, los menos, han sido informados, y los que llegan y se encuentran la torre cerrada se tienen que conformar con admirar la dama de hierro desde abajo, algunos comprensivos, pero todos decepcionados