Otxarkoaga sigue todavía en estado de shock después de que dos menores asesinaran este fin de semana a dos ancianos en su vivienda. Pablo Herrán, presidente de la Asociación de Familias de Otxarkoaga, ha contado a Herrera en COPE que los vecinos ya habían hecho saber a las autoridades que había habido episodios de asalto a viviendas y asaltos en la calle a personas mayores. "Incluso se había identificado a quienes habían cometido estos delitos. La Fiscalía de menores entra a hacer su trabajo y, a veces como este caso que son menores, nos contestaron que son penalmente inumputables y nos dijeron que estaban atados de pies y manos", ha asegurado. 

Una respuesta que no convenció a los vecinos de Otxarkoaga, el barrio bilbaíno en el que dos jóvenes de 14 años han asesinado, presuntamente, a un matrimonio octogenario: "Nosotros decimos que intervenga quien tenga que intervenir. Nos da igual pero lo que no se podía consentir era lo que estaba sucediendo en el barrio", ha manifestado Pablo.

Después del arresto de los menores Herrán ha asegurado que en Otxarkoaga "no hay pánico. Si hay preocupación en las calles y una sensación de inseguridad en el barrio. Pero se ha actuado con prontitud" añade además que ellos "no tienen constancia de que en su barrio haya una pandilla o grupo organizado".

Pablo destaca que Otxarkoaga es un barrio obrero en el que viven personas trabajadoras y recuerda a la Administración: "No queremos palabras queremos que actuen de una vez porque se lo hemos dicho una y cien veces. este barrio necvesita que actuen las instituciones en todos los ámbitos: educación, vivienda, cultura, empleo... no queremos un plan Marshall", ha concluído. 

Los dos chicos de 14 años pasarán hoy, previsiblemente, a disposición de la Fiscalía de Menores, según ha informado el departamento vasco de Seguridad. De momento, ambos adolescentes, vecinos del barrio y de etnia gitana, permanecen en las instalaciones policiales tras ser arrestados ayer como presuntos responsables de la muerte del matrimonio. Ambos cuerpos presentaban signos de gran violencia, golpes en la cabeza y varias cuchilladas, y el piso estaba revuelto y con mucha sangre.