No siempre se hereda el arte, pero lo que está claro, es que si lo llevas dentro, hay que sacarlo. Eso le pasó a Isabel Luna. Aunque nació en Madrid, tiene raíces sevillanas, y eso parece suficiente, para que cantar por bulerías, ponga la piel de gallina. Acaba de sacar su nuevo disco: “Dulce y Amargo”, una revisión de canciones conocidas y alabadas por todos.

Puede que haya editado otra vez el disco de su vida: “está lindísima y guapísima” y los años “tienen que servir para cosas buenas”. En este disco grabado en directo, ha cantado muy a gusto. “He utilizado el corazón y el alma de mis amigos”, porque dice en Herrera en COPE que “ya no creo en los renombres”.

Una mujer que como dice Carlos Herrera, es una mujer paralela a la producción de sus discos: “un proceso donde el riesgo es tuyo, pero sigo siendo igual de bohemia y de loca”. “He vendido discos hasta en un semáforo” y eso hace de Isabel Luna una mujer que toma el riesgo de estar en todo el proceso de sus discos.

Cuenta Luna, que de Rafael del Estad aprendió a cantar sevillanas. Y su hijo, Chema, que ha puesto las percusiones y su corazón en este último trabajo. Pero el quejío, viene como siempre, de las entrañas de Isabel Luna.