Los teléfonos móviles son una de las principales fuentes de distracción de los ciudadanos. Sin embargo, según un reciente informe de la Universidad de Northeastern, en Boston, muchas aplicaciones de Android pueden grabar lo que hacen los usuarios y compartir esa información con terceros. Para conocer si los ciudadanos están protegidos, este martes ha sido entrevistado en 'Herrera en COPE' Adolfo Hernández, subdirector de THIBER, el primer think tank de habla hispana. Según ha dicho, “entendemos muy bien los beneficios de la transformación digital pero no siempre los riesgos, y los que vienen del canal móvil son preocupantes”.

En este sentido, el experto ha puesto el foco de atención en las aplicaciones gratuitas, pues su uso sin coste tiene como contrapartida la recopilación de “datos del usuario” para “transaccionar” con ellos a sus espadas. No obstante, Hernández ha puntualizado que estas aplicaciones “no escuchan las conversaciones ni graban los vídeos”.

Atendiendo al fallo de seguridad que ha sufrido Movistar con la consecuente filtración de datos de sus clientes, el experto ha dicho que Telefónica ha sido “muy rápida en solventarlo”. Pese a ello, ha señalado que cuando los terceros son conscientes de esa fuga de datos tienen que ponerlo en conocimiento de la empresa antes de hacerlo público, aunque sea desde un punto de vista ético, ya lo que lo contrario puede generar un “efecto llamada”.

Francisco Castaño Mena, coautor del libro “A salvo en la red” con Pedro García Aguado, también ha sido entrevistado en 'Herrera en COPE', donde ha dicho que “lo importante es educar en el ámbito de las tecnologías y supervisar” lo que hacen los menores. “El problema es que los padres les dejan a los niños un móvil y se preocupan de con quién están en el parque pero no del móvil”, ha señalado. Así, ha exteriorizado que los riesgos de la “vida on line” son los mismos que los de la “vida offiline”.

Castaño ha concluido que uno de los factores más peligrosos de los móviles es la adicción que generan en los adolescentes, pues no tienen “conciencia del riesgo” que entrañan. De ahí que haya llamado a los padres a supervisar la actuación de sus hijos.