La directora del Museo Nacional de Altamira, Pilar Fatás, ha resaltado en 'Herrera en COPE' la "fragilidad" de las pinturas rupestres de la cueva de Altamira sobre las que hay que poner "la máxima atención", aunque asegura que la cueva "está muy bien cuidada" y vigilada para que "cualquier factor que suponga riesgo pueda ser controlado".

Fatás ha apuntado a dos causas que perjudicaron el estado de conservación de la cueva y que la llevaron a permanecer cerrada doce años, entre el 2002 y el 2014. Por un lado, "a principios del S XX se hicieron muchas modificaciones en el interior de la cueva porque se observó que era frágil, se tenía miedo a derrumbes y se construyeron muros". Por otro, a partir de los años 50, "Altamira se condiseró un recurso fundamental para el turismo en Cantabria" y "hasta el 78 hubo visitas masivas e incontroladas". "Ahora está sufriendo las consecuencias de aquello".

Ahora, la cueva sólo la visitan cinco personas a la semana que salen de un sorteo entre los asistentes al Museo Nacional y, según su directora, se está pensando restringir más las entradas. 

Fatás también ha apuntado otro peligro para el estado de conservación de la cueva: el cambio climático. "Es uno de los factores con los que estamos trabajando".