Los últimos el pasado sábado en el Troyes-Amiens, dos equipos que luchan por evitar el descenso, cuando la tecnología confundió al árbitro, que concedió un gol inválido, antes de anularlo.
Además de un parón más de 10 minutos, el incidente provocó que el colegiado no acordara al Troyes tampoco el gol que había conseguido en el rechace de la jugada, con el argumento de que ya había parado el juego.
La LFP escuchó hoy los argumentos de GoalControl, que reconoció que la intensidad luminosa de los estadios "altera" el funcionamiento de su tecnología, que utiliza 14 cámaras en cada estadio de primera división.
También confesó que se había producido un error humano, lo que motivó que tardara más de 10 minutos en rectificar el problema técnico.
En caso de no colmar esos dos fallos para los partidos de vuelta del campeonato francés, la LFP aseguró que rescindirá el contrato con la empresa alemana.
GoalControl está recibiendo duras críticas en las últimas semanas en Francia, sobre todo después de que una exempleada revelara que la empresa había alertado a sus trabajadores que el sistema cometía fallos.
Francia optó por GoalControl para su tecnología de línea de gol, a diferencia de las ligas inglesa, alemana e italiana, que contrataron a la británica Hawk-Eye, conocida por encargarse de los partidos de tenis.
Lo hizo, según diversos medios, porque era más barata, unos 2 millones de euros anuales y porque contaba con el aval de haberse ocupado del Mundial de 2014, en el que no hubo problemas.