Mariana Huidobro, hija de un estrecho colaborador del dictador chileno Augusto Pinochet, lleva viviendo en Barcelona desde que Rodrigo Lanza fuera encarcelado por vez primera al dejar tetrapléjico a un guardia urbano, durante un enfrentamiento de okupas frente a fuerzas de seguridad ocurrido en 2006.

Huidobro, que ha aparecido en numerosas ocasiones junto a su hijo, ha vuelto a la carga de que lo que le está ocurriendo a su hijo es fruto de un complot policial y judicial, obviando que ha sido enviado a la cárcel por asesinar a un hombre. En el auto de la juez que ha decretado su ingreso en prisión destacan un gran número de pruebas que apuntan a su culpabilidad, la abundancia de declaraciones de testigos que le han identificado como autor de la mortal paliza, y el hecho de que él mismo reconociera que había agredido a Víctor Laínez, el fallecido.

Lanza sostuvo ante la juez que fue en defensa propia y dijo que el asesinado le intentó atacar previamente con una navaja, pero la navaja no ha aparecido y su versión no encaja con las declaraciones de los testigos presenciales.

Huidobro, sin embargo, afirma en una nota que ha difundido por las redes sociales "que la prensa ha condenado a Rodrigo con saña antes de conocer las versiones de los testigos y sobre todo", dice, "antes incluso de tener el atestado y nos condena a un ataque nazi que nos obliga a vivir escondidos".

Carga contra la juez del caso, y afirma que el régimen carcelario que se le ha impuesto a su hijo, advirtiendo que roza con la "tortura".

Para todas las personas que nos están llamando para saber como estamos y darnos su apoyo. pic.twitter.com/K4XrKPbnk6

— Mariana Huidobro (@MarHuidobro) 17 de diciembre de 2017

"Dicen que lo quieren proteger. Pero el Protocolo de Estambul establece que el aislamiento penintenciario puede suponer un modo de tortura" insinúa la madre de Lanza que incide en varias ocasiones en decir "no puedo salir a la calle por miedo a ser reconocida y atacada".

No es la única contrariedad para esta madre, este lunes dos agentes de la Guardia Urbana de Barcelona que fueron condenados por torturas han roto su silencio y han denunciado que han sido víctimas de un montaje por parte del entorno de Rodrigo Lanza, actualmente en prisión por un crimen en Zaragoza, por haberle incriminado en el llamado caso 4F.

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