Gobierno y PP asumen que el barómetro del CIS ha sido malo, pero, añaden, “visto lo visto, ni tan mal”. En Moncloa y en la calle Génova se temían lo peor, dado que el trabajo de campo del sondeo se realizó cuando ya había estallado el escándalo por el caso Cifuentes, aunque, eso sí no se conocía todavía el famoso vídeo que le hizo finalmente dimitir, pero, a pesar de la que ha caído, apuntan, siguen siendo primera fuerza política.

Los populares se debaten entre los que ven la botella medio vacía y medio llena: los que recuerdan que, desde las elecciones de 2016 no han hecho otra cosa que bajar en intención de voto; y que recuerdan que el panorama que tiene por delante tampoco es alentador, con los casos Lezo y Púnica sin resolver, y con la sentencia de Gürtel pendiente... Otros, sin embargo, insisten en que hay tiempo para recuperar posiciones. “Hay partido y minutos de partido”, y, si los presupuestos se aprueban, Rajoy va a empezar a hacer política en este año y medio que resta hasta las generales. Se va a hartar a viajar, sobre todo por España, y a patear las calles, algo que le gusta, aseguran, “y que se le da bien”.

El objetivo es remontar, y distanciarse de ese empate técnico que ahora mismo augura el CIS. Se trata, en definitiva, de volver a superar ese 30 por ciento de intención de voto que comienza a otorgar escaños extras por la ley D'Hont y que aunque les situara lejos de la mayoría absoluta, les permitiría volver a gobernar. Los más optimistas recuerdan que el PSOE no despega, y que Ciudadanos les pisa los talones, “pero puede morir de éxito” advierten. El tiempo dará y quitará razones.