La avalancha de cambios de currículums en numerosos políticos ha hecho que el PP y el propio Mariano Rajoy cambiaran este viernes de estrategia y desviaran el foco al resto de los partidos, exigiéndoles que apliquen a los suyos la misma vara de medir que a la líder del PP madrileño. Ya no se habla de la dimisión de Cristina Cifuentes, ya no se insinúa que nadie está por encima de las siglas, sino que se recuerda que quizá el “fallo” de la presidenta madrileña es un mal más extendido de lo que se pensaba.

En una rueda de prensa en Moncloa junto al primer ministro de Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, el jefe del Ejecutivo pedía por ello “coherencia y congruencia” al resto de los partidos, entre sus palabras y sus hechos. Lo hacía, tirando de refranero: “consejos vendo para mí no tengo”, apuntaba, recordando que, algunas de las cosas que se están conociendo estos días, son peores que las que se le achacan a la presidenta.

Poco antes era el portavoz el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, el desear que se diera a Cifuentes “el mismo trato que al resto”.

Nosotros estamos donde estábamos, recuerdan en Moncloa, en reiterar que hay que esperar, esperar a que la Universidad aclare las cosas, y a que la fiscalía arroje también luz sobre lo sucedido.

A la vez, Mariano Rajoy aumentaba también la presión sobre Ciudadanos, al asegurar que no existe ninguna razón para romper un acuerdo, en la Comunidad de Madrid, que está funcionando bien.