El director general de la Policía, Germán López Iglesias, ha pedido hoy a los representantes policiales y de la Guardia Civil que vuelvan a la mesa de negociación con el Ministerio del Interior, ya que hay más puntos de encuentro que de desacuerdo en cuanto a la equiparación salarial y se llegará a un acuerdo en "los próximos días o semanas".

López Iglesias ha hecho esas declaraciones en la localidad murciana de Alcantarilla, donde ha visitado el terreno sobre el que está previsto construir la nueva comisaría.

En las inmediaciones del terreno se han congregado una quincena de miembros de la asociación Jusapol (Justicia Salarial Policial) que aglutina a policías nacionales y guardias civiles para protestar por su situación, y han mantenido una breve conversación informal con el director general para pedirle ser recibidos por el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, aunque no puedan participar en la mesa de negociación.

En ese contexto, López Iglesias ha explicado que el ministro lleva meses trabajando en este asunto, en el que "ningún Gobierno antes había cogido el toro por los cuernos".

A pesar de que "no es fácil llegar a acuerdos" en este campo, ha invitado a los representantes policiales a volver a la mesa de negociación porque, según ha dicho, "estamos cerca del acuerdo" y las diferencias "no son tantas", por lo que ha confiado en llegar a una solución "en los próximos días o semanas".

López Iglesias se ha referido también a la detención de un presunto yihadista en el municipio de Torre Pacheco el pasado martes y ha lanzado un mensaje de tranquilidad a la población puesto que la Policía, ha dicho, "hace bien su trabajo" y está en constante vigilancia sobre posibles terroristas.

En cualquier caso, ha reconocido que el yihadismo es un tema que genera preocupación a los cuerpos de seguridad, no solo en el caso de la Región de Murcia sino en el conjunto de España, y se trabaja en todo el país con intensidad para aumentar las detenciones.

El detenido en Torre Pacheco, ha dicho, era un jornalero con una vida aparentemente normal, algo habitual entre los presuntos terroristas, que tratan de "pasar desapercibidos" en sus entornos para "no delatarse".

No obstante, ha recalcado que la Policía "es suficientemente inteligente" también para detectar conductas sospechosas y poder detener a estas personas.