La Guardia Civil investiga a 25 personas en el marco de una operación que ha permitido la desarticulación de un reñidero clandestino de gallos descubierto en una nave industrial de un polígono de Cijuela (Granada), donde todos los domingos por la tarde se organizaban peleas no autorizadas de estos animales.

A esas peleas, a las que se podía asistir previo pago de una entrada, llegaron a acudir incluso menores, según ha informado hoy la Guardia Civil, que atribuye a los investigados un delito de maltrato animal.

Entre los investigados figuran los dos promotores de las peleas, el juez de la riña y los dueños de los 55 gallos de la raza combatiente español que fueron intervenidos durante la fase de explotación de la operación, denominada Spurs.

La investigación se inició hace dos meses, cuando la Guardia Civil supo de la existencia de un grupo de personas que podría estar organizando peleas no autorizadas de gallos en una nave industrial de Cijuela.

Agentes del Seprona establecieron un dispositivo de vigilancia en torno a la nave y constataron que todos los domingos, entre las 12:00 y las 20:00 horas, acudían a ella numerosas personas con cajas porta-animales y que permanecían dentro varias horas.

El pasado 20 de mayo la Guardia Civil desplegó un dispositivo especial que irrumpió en la nave en mitad de una pelea de gallos.

Una vez en el interior, la Guardia Civil localizó una "batallola", un espacio circular limitado donde estaban peleando dos gallos, y en torno a él un graderío ocupado por un centenar de personas, entre las que había tres menores de edad.

También había una zona de bar y otra donde se guardaban y preparaban a los animales para la pelea.

En esta última zona había 50 gallos, y el veterinario que acompañaba a los agentes certificó que todos tenían mutilaciones en las crestas y en las barbillas y que algunos sufrían heridas más graves, según la Guardia Civil, que halló además los cadáveres de tres de estos animales.

La Guardia Civil también descubrió que la electricidad necesaria para el desarrollo de esta actividad procedía de un enganche ilegal, por lo que los dos promotores han sido investigados por un delito de defraudación de fluido eléctrico.

Los asistentes a este reñidero clandestino pagaban entre 10 y 20 euros por la entrada, y durante las peleas se cruzaban apuestas.