Durante los últimos meses el ministro de Economía y Competitividad Luis de Guindos ha dado por sentado que España se quedará con la vicepresidencia del Banco Central Europeo tras la vacante que dejará el portugués Vitor Constancio en mayo. Recuperaríamos así la silla que se perdió en 2012 cuando salió José Manuel González Páramo en plena crisis financiera.

¿Hay posibilidades? Sin duda. En primer lugar porque España está infrarrepresentada en las instituciones comunitarias a pesar de ser la cuarta economía de la zona euro. Segundo, porque en principio cuenta con el respaldo de Alemania. Tercero, porque a Guindos se la “deben” tras quedar en su día apeado a última hora de la presidencia del Eurogrupo. El cargo llegaría además en un momento clave porque el BCE empieza a cambiar su política monetaria y es bueno que nuestro país tenga voz.

Ahora bien ¿es Guindos el mejor candidato? Ahí es donde surgen las dudas. Su “perfil político” no termina de gustar en Fráncfort porque cree que su elección podría afectar a la imagen de independencia de la institución. Otro obstáculo es que Europa lleva pidiendo desde hace tiempo más mujeres en los organismos. De hecho el PSOE ha pedido que la candidata sea una mujer a con "perfil técnico", lo que supone rechazar al actual ministro de Economía. Si Guindos tuviera que dar marcha atrás entrarían en la carrera la actual directora general de Presupuestos de la Comisión Europea Nadia Calviño, Belén Romana, Glora Hernández, Emma Navarro o la ex secretaria general del Tesoro Rosa Sánchez-Yebra.

Lo que Guindos no está dispuesto es a ser derrotado de nuevo. Sólo se presentará si tiene los votos asegurados para ganar. En ese caso Rajoy se vería obligado a remodelar el Gobierno, a perder su cara más visible en Bruselas. Es algo que no entusiasma al presidente del Gobierno al que hasta ahora le ha venido bien la imagen que representa el actual ministro de Economía frente a Montoro, en un juego de equilibrio que ha funcionado.

De momento el único país que ha mostrado sus cartas es Irlanda. Dublín ha presentado un candidato fuerte, un técnico, el actual gobernador del Banco de Irlanda Philip Lane. Tiene una gran trayectoria académica y es presidente del grupo de trabajo de Alto Nivel del Consejo Europeo de Riesgo Sistémico (ESRB por su siga en inglés). Además cuenta con el respaldo de todas las fuerzas políticas del país. Cosa que no es caso de Guindos como hemos visto.

Irlanda quiere un puesto en el BCE porque nunca lo ha tenido. El ser un país pequeño puede ayudarle si finalmente Guindos no lograra un consenso. Sin embargo hay quien piensa que este país ha dado el paso para quedarse con un segundo plato. Fuentes comunitarias aseguran que a lo que aspira realmente. Dublín es a hacerse con el puesto de Peter Praet, actual economista jefe, que quedará vacante en 2019.